La semana que viene, cuando hagan el cierre perimetral para finalmente empezar a voltear los muros de lo que fue la vieja Maternidad del Hospital Rawson, habrá terminado una etapa que se inició hace poco más de un año, cuando todo el servicio se mudó al nuevo edificio, junto con Neonatología. De las antiguas salas, un cuadro que acusa unas cuantas décadas y que muestra a una mamá tejiendo para su bebé, fue rescatado hace poco por el nuevo jefe del área, Francisco Soberbio, mientras recorría el lugar. "También guardamos unas placas muy antiguas, que dan cuenta que el primer servicio de Maternidad comenzó a funcionar en 1890, por supuesto, no en este predio, sino en otro", contó Soberbio.
La demolición era una asignatura pendiente. Mientras el nuevo edificio iba tomando forma y sus flamantes salas y habitaciones se iban llenado de muebles mucho más modernos y aparatología de última generación (ver aparte), en las viejas salas iba ganando la oscuridad y el abandono. Por eso, desde Salud Pública informaron que ya está todo listo para que la semana que viene empiece el cercado del antiguo servicio con tabiques de madera (cerco que no llegará hasta la calle), para comenzar con la demolición.
Si bien aún no hay datos sobre cómo se hará esta tarea y cuánto tardarán en terminar, se sabe que la meta era demoler antes de marzo la parte de Maternidad, para luego continuar con otro servicio: Traumatología. También se supo que se habilitará un sector especial para la permanencia de los camiones que cargarán los escombros que genere la de hospital.
"Para quien lleva tantos años trabajando en este hospital -contó Soberbio- es una alegría poder ver ahora a las mamás en sus habitaciones nuevas, con aire acondicionado y con todas las comodidades para ellas y sus bebés. Antes, en una sola sala había muchas camas y tenían que compartir hasta el baño, de manera que ni siquiera podían recibir una visita con la privacidad necesaria". El jefe de Maternidad también reveló que, tras la mudanza, habilitaron dos consultorios para embarazadas de alto riesgo. "Esto nos ha permitido poder atender y controlar a las mamás que tienen diabetes o hipertensión, por ejemplo, en forma ambulatoria y sin sacarlas de su vínculo familiar, pero a la vez dándoles la atención que necesitan, atendiéndolas con turnos preestablecidos y sin esperas", señaló.
Por ahora, la vieja Maternidad sigue en pie, pero en silencio. En su interior solamente quedan papeles y restos de mobiliario, rotos y dispersos, porque ya se retiró todo lo que se podía utilizar. Y en pocos días más, cuando finalmente el edificio deje de existir, quedará nada más que el recuerdo del lugar donde a lo largo de 70 años nacieron cerca de 500.000 sanjuaninos.