Con la reforma de Obama, cerca de 32 millones más de norteamericanos tendrán acceso a un seguro médico. De esa manera, el 95 por ciento de la población estará asegurado, frente al 83 por ciento actual.

En EE.UU., que no cuenta con un sistema de cobertura universal, es responsabilidad de los ciudadanos asegurarse la cobertura médica, contratando seguros de salud privados.

Los asegurados pagan una cuota, aunque a veces deben costear parte de los tratamientos, lo que se conoce como deducibles. Los costos son muy altos para los beneficiarios, que deben pagar un promedio de 300 dólares mensuales por el seguro de salud.

Peor situación enfrentan los que no tienen cobertura, que llegan a pagar 40.000 dólares por una operación de apendicitis (incluyendo traslado en ambulancia, internación y medicamentos). Eso explica que la mitad de las bancarrotas de particulares en EE.UU. sean consecuencia de las facturas médicas. La nueva reforma propone dejar atrás esas complicaciones.

Ayuda a pobres

Medicaid es el sistema de ayuda sanitaria estatal que actualmente beneficia a familias por debajo del umbral de la pobreza. Atiende a 40 millones de norteamericanos, aunque no siempre cubre la totalidad de los costos médicos y, en algunas oportunidades, se les cobra coseguros a los indigentes. Con el plan de Obama, Medicaid se extenderá para beneficiar a 16 millones de personas más, ya que se ampliará a los individuos que ganen menos de 16.500 dólares al año y a las familias de cuatro miembros que ganen menos de 39.000 dólares al año.

Beneficio a jubilados

El otro sistema de salud pública es Medicare, que ayuda a jubilados y discapacitados. Aunque brinda medicamentos, servicios médicos y residencias geriátricas para unos 60 millones de ciudadanos, no siempre tiene un 100 por ciento de cobertura. Con la reforma de Obama, Medicare, que beneficia a los mayores de 65 años, será ampliado de forma gradual, hasta 2020, para cubrir también la parte proporcional de los gastos de farmacia aún no cubiertos.

Sin rechazos

Hasta ahora, las compañías privadas de seguros médicos llegaron a negar y hasta revocar la cobertura a beneficiarios que tenían condiciones preexistentes de salud tales como ataques al corazón, cáncer y heridas de violencia doméstica.

Con la iniciativa de Obama, las aseguradoras no podrán rechazar a norteamericanos que presenten esas enfermedades ni podrán imponer aumentos arancelarios por razones de género o del estado de salud del asegurado. Tampoco podrán negarle asistencia a personas con enfermedades de larga duración. Esto permitirá, por ejemplo, asegurar a miles de enfermos de SIDA o de mujeres que tuvieron una cesárea en el parto.

Subvenciones

Gran parte de los 940.000 millones de dólares que costarán los cambios al sistema será destinada a subvenciones para los individuos y familias que no pueden pagar los seguros de salud privados. La suscripción de seguros privados será facilitada mediante subvenciones para individuos que ganen menos de 43.000 dólares anuales y familias de cuatro miembros en las que ingresen menos de 88.000. Esas ayudas beneficiarán a unos 19 millones de ciudadanos.

También habrá ayudas para las pequeñas empresas que no puedan afrontar este gasto por peligro de quiebra, mientras que las grandes empresas serán multadas si no ofrecen una cobertura de calidad a sus empleados. De ese modo se espera ampliar el nivel de beneficiarios, sobre todo teniendo en cuenta que esta reforma aprobada implanta la obligatoriedad de que los ciudadanos sin cobertura médica y empresas con más de 50 empleados contraten seguros sanitarios privados. A partir de 2014, quien pueda tener un seguro pero no quiera contratarlo deberá pagar una multa.

Desempleados

Hasta ahora, cuando un estadounidense perdía su trabajo, perdía también su seguro de salud privado garantizado por sus empleadores. Con esta ley, los desempleados recibirán ayuda para comprar un seguro en una bolsa que se creará para ese fin.