El barrio amaneció conmocionado. Luego de que el remate del club Obrero Rawson se hiciera público y los vecinos se enteraran de que hasta la plaza está incluida en el terreno comprado por un particular, pusieron el grito en el cielo. Y tal como pasó en la película Luna de Avellaneda, en el que los vecinos se juntan para salvar a un club, la gente dijo que tratará de reunirse para colaborar con la dirigencia en el rescate de la popular institución rawsina. Dijeron que van a resistir en caso de un supuesto desalojo, que se movilizarán hasta el gobernador Gioja, que fue vecino del barrio, y que harán hasta cadenas de oración para pedir por el lugar.
El 27 de abril pasado, un juicio laboral iniciado por un ex colaborador del club por $27.000 terminó con el remate del club, en el que unas 300 personas practican distintas disciplinas diariamente. El terreno, según Juan Carlos Giner, presidente del club, está valuado en más de 2 millones de pesos, aunque en el remate fue adquirido por sólo $170.000. El caso fue tratado en el Concejo Deliberante de Rawson, que propuso una expropiación municipal para devolver el terreno al club. Pero el Ejecutivo anunció que no hay fondos para concretarla.
Si bien el particular que adquirió el terreno de 9.928 metros cuadrados se mantiene en el anonimato y no hay ninguna acción por ahora que afecte al club y a la plaza, el vecindario se mostró preocupado. "Habrase visto, que vendan una plaza, yo nunca lo escuché. Pero no nos vamos a quedar con los brazos cruzados. El día que vengan a poner aunque sea una tela para cercar el terreno, lo vamos a impedir. Vamos a hacer hasta cadenas de oración para pedir por el salvataje del club", dijo Lucy Peña, de 65 años, quien dice ser la primera vecina que llegó al barrio, al otro día del terremoto de 1944.
"Nos vamos a organizar. Vamos a juntar firmas, vamos a hablar con el gobernador Gioja, porque él fue vecino del barrio, vamos a hacer todo lo posible para conservar el club. Estamos indignados con esta situación", apuntó Dolores Martín, otra vecina.
El club Obrero Rawson Alvear, cuna de jugadores como "Catinga" Fernández o "Labruna" Lucero, fue fundado hace 66 años y en el terreno rematado se encuentra la cancha, un salón, camarines, baños, una arboleda que iba a ser un camping y hasta la plaza del barrio. Además, en el club no sólo se practica fútbol, sino que también se da clases de kickboxing, de enseñanza de bailes árabe y clásico, de aerobic y hasta la biblioteca de la unión vecinal funciona allí.
El fondo de la casa de Viviana Cordero (59) da hacia la plaza y el costado de la cancha del club. Ella gestionó la llegada de la imagen de la Virgen del Rosario de San Nicolás y hasta limpia la gruta y los veredines. "Nos duele mucho lo que está pasando. No nos imaginamos vivir sin la plaza y sin el club. Realmente, es una cosa muy triste. Pero no creo que vaya a ser fácil para el nuevo dueño venir y disponer así como así de un lugar que todo el barrio considera como suyo", sintetizó.

