En medio de los estudios que cotidianamente realiza el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), con el objetivo de medir los sismos en la Argentina y ejecutar planes de prevención, trascendió ahora que, el Sur de San Juan y el Norte de Mendoza son las zonas del país con mayor riesgo de sufrir un terremoto. Sin embargo, la provincia tiene "riesgo sísmico bajo" y es menos vulnerable que su vecina, debido a su avance en materia de construcción.
El detalle se conoció a través de una nota publicada por el diario La Nación, en la que Silvia Moreno, ingeniera del INPRES, detalló que el organismp publicó una nueva edición del Manual de Prevención Sísmica, que incluyó un mapa actualizado de la peligrosidad sísmica —la probabilidad de que ocurran movimientos sísmicos— en cada zona del país.
Dicho mapa, que fue propuesto para actualizar el que formalmente se encuentra vigente desde 1983, mostró que la zona norte y centro de Mendoza y el sur de San Juan son los territorios argentinos con mayores chances de sufrir terremotos ya que ambas provincias tienen áreas clasificadas como Zona 4, cuya peligrosidad sísmica se considera “muy elevada”. Por su parte, La Rioja, Tierra del Fuego, Salta y Jujuy tienen “Zonas 3″, donde la peligrosidad es “elevada” y el resto del país presenta índices de peligrosidad “moderados”, “reducidos” o “muy reducidos”.
“Uno debe conocer el fenómeno para poder actuar. Por eso este manual se hizo para concientizar, entender rápidamente qué es un terremoto y saber cómo actuar ante uno”, afirmó Moreno.
En cuanto al mapa actualizado, explicó que sirve para saber en qué zona de peligrosidad se está: la zona 4 tiene peligrosidad muy elevada mientras que la 1 presenta peligrosidad muy baja. “En la Argentina, el centro y sur de San Juan y el centro y norte de Mendoza son zona 4. Eso implica que allí las construcciones tienen condiciones que deben cumplir en cuanto a resistencia, ductilidad y tipo de materiales”, comentó.
Sin embargo, ese indicador no considera la vulnerabilidad sísmica, que es la susceptibilidad de una comunidad y su entorno físico a sufrir daños ante la ocurrencia de un sismo, lo que incluye tanto las fragilidades edilicias como la capacidad de respuesta ante un evento natural. “La combinación de peligrosidad y vulnerabilidad nos da el riesgo sísmico —la probabilidad de sufrir consecuencias adversas ante un sismo—. San Juan, por ejemplo, es una zona de alta peligrosidad, pero baja vulnerabilidad, por lo tanto el riesgo sísmico es bajo. Mendoza tiene menor peligrosidad, pero una construcción más antigua”, dijo Moreno.
De acuerdo a la vocera del INPRES, el nuevo mapa propuesto para reemplazar el de 1983 no presenta cambios drásticos con respecto a su antecesor, pero sí incluye una diferencia importante: hoy está en funcionamiento una red de monitoreo más amplia que antes, que incluye sensores en la Patagonia y en Buenos Aires que antes de 2015 no existían. “No han habido grandes cambios, pero ahora contamos con información que antes no teníamos disponible. Hoy podemos registrar sismos que antes no”, dijo.
La Red Nacional de Estaciones Sismológicas cuenta actualmente con 50 estaciones distribuidas en todo el país. De acuerdo a los datos publicados en el Manual, esta red se incrementa año a año con el objetivo de registrar la sismicidad en todo el territorio nacional.