El arroyo de agua de vertiente atraviesa el predio, más allá una laguna artificial acuna a carpas, el paisaje cordillerano domina las miradas al horizonte y entre los álamos un grupo de gente trabaja en curiosas estructuras de palos, ramas y barro. Ellos no son obreros, sino turistas, y lo que construyen son domos que se convertirán en refugios. En un complejo de Bella Vista, Iglesia, están desarrollando el ecoturismo y fomentan, entre otros, talleres de bioconstrucción, para enseñar a erigir estructuras con los materiales del entorno, una novedosa propuesta turística que sigue sumando adeptos.

El lugar se llama Finca Alto Verde y además de bioconstrucción también empezarán a dar talleres gastronómicos, como el de hacer cerveza artesanal que comenzó este fin de semana, contó Gastón Coll, dueño del lugar.

‘Lo de empezar a dar los talleres empezó tibiamente y de pronto se convirtió en una propuesta que los mismos turistas empezaron a reclamar con más frecuencia’, dijo Coll. En la finca lentamente avanzan en los domos, que se están haciendo en el sector de acampe y en los corrales, para que se convierta luego en un centro de ordeñe de vacas.

Los turistas aprenden cómo armar la estructura de palos y cómo se hace la mampostería, que básicamente amalgama ramas, palitos y una mezcla de barro con hojas. ‘La gente viene, aprende y se divierte’, acotó Coll. Además de los domos, también empezaron a trabajar en talleres de estufas ecológicas (hechas con adobes, ladrillos, barro y tachos) y se vienen otros sobre cómo hacer cocinas solares. Además en la finca se puede encontrar hasta una huerta orgánica y están armando un museo.