Algunos pensaron que la peregrinación se había suspendido por el frío, ya que había muy pocos fieles a la vista. Pero bastó con que la imagen del santo saliera del templo para que la calle se colmara de fe y devoción. Fue lo que se vivió ayer en las Fiestas Patronales de San Cayetano, en Chimbas, donde tras tres años se volvió a realizar la procesión en su honor y fue multitudinaria. Según los organizadores, unas 1.500 personas participaron de la misma.
Algunos fieles esperaron hasta el último segundo dentro de la parroquia, mientras que los que estaban afuera también esperaron a que San Cayetano saliera a la calle para recién abandonar el refugio que buscaron en las casas aledañas para protegerse del frío. Fue entonces que se pudo visualizar la multitud que, pese a las bajas temperaturas, asistió para participar de la procesión en honor al patrono del pan y del trabajo que, debido a la pandemia, no se realizaba desde el 2019. Es por esto que algunos fieles aprovecharon la ocasión para expresar su fe compartiendo bendiciones con los demás. Repartieron estampitas con la imagen del santo y pequeños panes, y también pañuelos celestes, blancos y amarillos para saludar su paso.
Si bien la gente asistió a las Patronales para pedir por trabajo, este año también hizo un pedido extra. Pidió por la paz social en el país y la hermandad. Y en este marco, antes de iniciar la procesión, la Banda de Música de la Policía interpretó el Himno Nacional y la Marcha a la Bandera.
Abrigados con gorros, guantes y bufandas, los fieles comenzaron la caminata junto a la imagen de San Cayetano y en compañía de monseñor Gustavo Larrazábal, quien en lugar de la vestimenta oficial para esta celebración, lució un saco de paño y encima del mismo una ruana tejida.
A medida que avanzó la procesión por las calles de los barrios aledaños al templo, más fieles se encolumnaron tras el santo, hasta ocupar tres cuadras por completo.