El gobierno, en el marco de la pandemia, ha reaccionado tratando de lograr mantener la estructura de producción del campo, y evitar que se pare. Hubo un problema inicial de logística porque los camiones no pasaban o las provincias cerraban los pasos, pero se fue solucionando. El problema será la pospandemia y la visión política que debe tener el Estado para recuperar la producción argentina. La falta de rentabilidad en el campo ha producido el grave problema de la crisis estructural que hoy tiene la Argentina donde casi la mitad de la población vive en los centros urbanos donde no se produce y la pandemia tiene mucho que ver con eso. Si la gente viviera y trabajara en el campo, el gobierno no tendría que salir a buscar soluciones a más de la mitad de gente del país que no trabajó o lo hace en una actividad que no es genuinamente productiva.
Debe haber un cambio en la visión de país general y entre esos cambios, hay dos fundamentales: el primero, garantizar la rentabilidad de la producción primaria ya sea bajando impuestos o como fuera. El segundo tema es que es necesario cambiar la ley de entidades financieras. En el mundo el sector financiero avanzó muchísimo y en Argentina existía un sistema de cajas de crédito en cada pueblo donde el comerciante, productor o industrial depositaba sus recursos y después daba créditos para el sector. La ley de entidades financieras que reforma Martínez de Hoz da comienzo a la formación de un embudo financiero. Hoy todos los argentinos estamos bancarizados y depositamos hasta los sueldos. Los bancos a ese dinero no lo usan para volver a la inversión o mejorar la actividad económica, lo usan para la especulación financiera o para darle a las grandes empresas que favorecen la concentración. Hoy ninguna pyme es sujeta de crédito en los bancos, hay que ir al cambio y obligar al sistema financiero a aportar y desarrollar el recurso productivo de cada región.
Por Raúl Robin
CAME