San Juan, 10 de septiembre.- La Universidad Nacional de San Juan se encarga año tras año de mantener el buen estado de los muros externos a El Palomar. Sin embargo, el blanco de las paredes sólo puede disfrutarse días, con suerte semanas. Y es que basta que a una persona se le ocurra pintar un graffiti, para que otros hagan lo mismo, sobre todo en horas de la noche, aprovechando la oscuridad de la zona.
Este tema común en escuelas, barrios y plazas, entre otros, no es más que un "problema cultural serio", tal como lo define Juan Manuel Escobar, director de Deportes de la universidad y responsable del mantenimiento.
"Todos los años, en los primeros meses, aprovechamos el calor para pintar las paredes. Se secan más rápido y además hay una menor circulación escolar", agregó. "Usamos unos tres tarros de 20 litros y le damos varias manos, pero no dura nada", se lamentó Escobar.
Si bien se planteó la posibilidad de llamar a concurso de murales para evitar gastos, otorgando premios a quienes los pinten, la idea no convence demasiado. "En este momento hay dos murales arruinados: uno de la Revolución de Mayo y el otro de Nunca Más. Al que quiere hacer el daño no le importa dónde", sostuvo el funcionario. De todas maneras, no está totalmente descartado y es una de las posibilidades para la próxima vez.
"Por un tema de prioridades con todo lo del mantenimeinto eléctrico (tras la muerte del alumno en la Facultad de Ingeniería) este año no pudimos pintar, pero es algo que hacemos siempre y en un par de meses vamos a repetir. También pensamos en poner carteles de prohibición, pero la gente tampoco obedece", finalizó.
Al parecer, las pintadas en los muros es un tema sin solución, al menos hasta que se logre la educación cultural tan deseada.
La pared de los graffitis
Los graffitis en las paredes de El Palomar son un problema sin solución. Los muros son pintados todos los veranos, pero su destrucción es casi inmediata.

