Cuando le preguntaron a Laureano Rosas a quién le dedicaba esta victoria, la primera persona que nombró fue a su esposa Agostina y luego a todos los aficionados al ciclismo. "Esta Vuelta se la dedico a mi esposa, a mi familia y a todos los aficionados. Es para todos y de todos", expresó.
Justamente su esposa es quien lo recibió con un beso (foto) cuando culminó el esfuerzo. "Ella sabe todo lo que me pasa antes, durante y después de cada carrera", confió quien ayer se quedó con la última etapa y con su tercera Vuelta.
Y mientras su esposo era tapado por micrófonos y cámaras, Agostina, parada unos metros más atrás, disfrutaba del momento. "Laureano es una persona muy metódica, que vive con mucha intensidad las carreras. Durante esta Vuelta estuvo concentrado con el equipo y antes de ella es muy cuidadoso en todos los detalles", explicó.
Consultada sobre las preferencias gastronómicas de su esposo, Agostina contó que "le encantan" las milanesas y los lomitos. Cuando se le preguntó al campeón de la Vuelta qué le gustaba para sus "permitidos" de anoche y hoy, dijo que "las dos eran buenas opciones".
