La devoción por la Difunta Teresa no es nueva pero hace poco que se está conociendo más su historia. La mujer, llamada Teresa Merlo de Vargas, vivía en un puesto de animales a 60 kilómetros de la villa de Angaco. Este lugar servía para que los gauchos y arrieros que iban a Jáchal y Valle Fértil se abastecieran. Teresa estaba embarazada de 8 meses y tenía 40 años cuando murió, en 1908. Fue una noche que caminó por el medio del campo para llevarle comida y agua a su marido que cortaba leña. La mujer se cayó y el golpe le produjo una hemorragia. Cuando la llevaban al hospital en carreta, murió. Antes de eso le había pedido a su marido que la sepultara en la unión de las huellas de Angaco y Albardón. Después de muerta, su esposo intentó llevarla hasta el cementerio, pero la carreta se enterró y un temporal no lo dejó avanzar. El hombre tuvo que volver con el cuerpo de Teresa y sepultarlo donde ella le había pedido. En ese instante el clima se calmó. Desde entonces gauchos y pobladores de la zona le adjudicaron muchos milagros, tal como a la Difunta Correa.
