Al principio tuvieron que convivir con el olor nauseabundo que emana un pozo ciego colapsado. Pero cerrando las ventanas y usando desodorantes ambientales pudieron soportar la situación. Después, las aguas servidas comenzaron a fluir por el resumidero de la cocina, aunque el nivel bajaba por la tarde. Sin embargo, desde hace una semana, los Suárez tienen que vivir en un departamento donde el excremento sale por el resumidero de la cocina y del baño y ya inundó todas las habitaciones. Se trata de uno de los departamentos de planta baja del barrio Rivadavia Norte, que está en Rivadavia. Desde el IPV dicen que los vecinos tienen que hacerse cargo de la construcción de otro pozo negro, pero estos no logran ponerse de acuerdo. Mientras tanto, la familia Suárez es la más afectada por estar más cerca del pozo colapsado y es el único departamento que está en planta baja.

"Al principio resistíamos, porque me prestaron el lugar para vivir, pero la situación se está transformando en insostenible y tuve que trasladar a mis hijos a la casa de sus abuelos", dijo Claudio Suárez. El hombre vive allí con sus tres hijos y su esposa. Dos de los chicos están enfermos, según contó Suárez. Uno tiene síndrome nefrolítico, que es una insuficiencia renal y están por hacerle una biopsia porque sospechan que el motivo es estar en contacto con líquidos cloacales. Mientras que su otra hija tiene unos hongos en la piel. "No tengo certezas de que el colapso del pozo sea el motivo, pero no los puedo tener más acá", dijo el hombre. Mientras tanto, parte de su familia se trasladó a la casa de un familiar, y él se queda a dormir en el departamento, porque tiene miedo que lo saqueen si se va.

Suárez dijo que está entre la espada y la pared. Por un lado, no puede hacer nada para solucionar el problema porque no es el propietario del departamento, sino que el dueño se lo presta. Por otro, los vecinos le dijeron que no pueden pagar la construcción de un pozo nuevo. Es que después de este colapso, el hombre acudió al IPV para pedir ayuda, pero desde la repartición le dijeron que como la mayoría de los 12 vecinos que usan el pozo ciego afectado, son propietarios, por lo que tienen que enfrentar los gastos de la construcción de uno nuevo. Según Suárez, hacer otro pozo ciego cuesta unos 25.000 pesos, según las cifras que le sugirió el IPV.

Mientras tanto, el hombre sacó los muebles a la vereda para evitar que se rompan, porque además del excremento, el piso de todo el departamento está cubierto con líquidos cloacales. Desde la Seccional 23ra, de Rivadavia, le aconsejaron que no entrara al lugar para evitar algún tipo de enfermedad. Pero Suárez dijo que no tiene dónde irse.