Ya no tenía más espacio para correr las camas y las gotas no paraban de caer. El techo parecía un colador y recurrió a lo mejor que podía hacer en ese momento. Salió a buscar botellas vacías, les cortó la parte superior y las ató con alambre a los palos. Fue su mejor idea para evitar que las gotas del techo cayeran sobre sus hijos, en medio de la madrugada y a esa altura con los colchones mojados. La historia de Claudio Selva tratando de pasar a duras penas una noche interminable de lluvia se pareció a otras más en distintas casas, cuyas familias vivieron horas de angustia e impotencia. En algunos casos, las viviendas no resistieron y sus moradores tuvieron que abandonarlas. El Ministerio de Desarrollo Humano informó que ayer había 25 familias evacuadas en diferentes departamentos y monitoreaban a otras 70, por el estado en que habían quedado sus casas.

“Tengo dos chicos, de 3 y 1 año, que no pudieron dormir. Lo de las botellas en las goteras me sirvió, pero igual se mojaron los colchones; además una pared quedó fisurada. Cuando amaneció, los chicos y mi esposa fueron a lo de un familiar y yo me quedé a arreglar el techo”, dijo Claudio Selva.

En Rivadavia, el asentamiento Evita fue uno de los más afectados por la lluvia, pero también hubo otros puntos conflictivos como las villas Santa Anita y Lourdes.

Romina Tapia, embarazada de seis meses y mamá de cinco chicos, también pasó una noche terrible. El techo empezó a gotear y el agua se filtró por una pared. Las dos camas y la parte de arriba de la cucheta se mojaron, así que acurrucó a todos los chicos en la parte de abajo y así aguantaron hasta la mañana, cuando llegó de trabajar el papá, Sergio Romero. “Fue terrible entrar y ver a toda mi familia metidita en la cucheta. Como pude corrimos algunas cosas, sacamos el agua y hasta intenté secar los colchones y el techo con un secador de pelo”, contó el hombre.

En la casa de Alejandra Celaya estaba prendido un foco desde la noche y ella no se atrevía a apagarlo por miedo. Todo su ranchito estaba mojado y embarrado y temía por el peligroso contacto con el agua y una precaria instalación eléctrica. “Además de que está todo lleno de agua y barro, tengo terror que las nenas toquen algo con corriente, así que las mandé a lo de mi cuñada. Nos pasamos una noche horrible, tratando de poner baldes en las goteras y adobes en la puerta, para que no se metiera el agua”, contó Alejandra.

Además del desastre que el fenómenos causó en Jáchal, también afectó a 25 de Mayo, que sufrió tres grandes lluvias en menos de 72 horas y al menos seis casas quedaron muy dañadas, ubicadas en el asentamiento de Ruta 270, entre Calles 1 y Divisoria, al Norte de Santa Rosa.

En Capital, por su parte, relevaron 25 familias con daños estructurales en sus viviendas. La mayoría era de Villa del Carril, además hubo de villas Maturano y del Valle, entre otras zonas. A su vez, una familia de villa Nuevo Palermo se auto evacuó en la comisaría 4ta durante la noche. Es que se filtró el agua por un techo de machimbre que no tenía membrana asfáltica y se refugiaron en la comisaría. Ayer, el municipio los estaba asistiendo, indicaron las autoridades.

En 9 de Julio, en tanto, tres familias debieron ser llevadas al SUM de La Majadita, ya que sus casas no resistieron el agua.

Una situación similar vivieron otras tres familias de Santa Lucía, cuyas viviendas quedaron seriamente dañadas.

El intendente Marcelo Orrego indicó que las trasladaron a casas de allegados, mientras reparaban los daños.