Desde hacía casi 2 años Rosa Cardozo, una sanjuanina de 62 años, sufría diariamente porque su hijo Alberto, de 38, era dializado 3 veces por semana y necesitaba un transplante de riñón. "Nunca dudé en donarle un riñón a mi hijo", dijo la mujer.
"Ya puedo morir tranquila porque le volví a dar la vida a mi hijo", agregó con la voz temblorosa, la mujer que fue trasplantada en Córdoba y que volverá a San Juan la semana que viene.
Ella tuvo que convencer a los médicos porque por problemas de salud, la cirugía era peligrosa. "Yo tengo presión pero me cuidé durante dos años para donarle el riñón", dijo.
Es oriunda de San Martín y si bien extraña su casa, aseguró que nada se compara con ver a su hijo que se está recuperando.
"Después de trasplante, cuando volví a verlo fue como si volviera a nacer. Recordé cuando Alberto era chico. Se me vino a la mente cuando nació, cuando andaba en triciclo y le gustaba comer arroz con leche. Fue un momento muy difícil, pero como madre uno hace todo por los hijos", dijo Rosa, que es madre de 7 hijos.
"Volví a ver a mi mamá a los 6 días del trasplante. Cuando la escuché hablar no podía parar de llorar y de agradecerle. Le debo mi vida dos veces", dijo Alberto, el hijo de Rosa y contó que ella una vez le dijo "te voy a sacar de ahí, y cumplió".

