Los tiempos de la Justicia no son los de las personas. Y en casos donde está en juego la integridad de los menores, esa dilación puede ser un potencial peligro. J.L.P. (46 años, informático) está llevando adelante una larga lucha en busca de hacerse con la tenencia de sus dos hijas, de 13 y 10 años. Es que, a su entender y al de los informes psicológicos, no están de acuerdo en convivir con la madre por algunas prácticas que la progenitora llevaría adelante. A eso se le suma un presunto hecho de violencia de la madre -M.C.L. 45 años, empleada- que acabó en una denuncia el 24 de agosto pasado en donde la mujer habría zamarreado y golpeado a la mayor.
Si bien las diferencias con su exmujer comenzaron hace 6 años, cuando se inició el divorcio, se acentuó en los últimos meses en virtud de que las menores decidieron blanquear a su padre y en sede judicial los supuestos comportamientos de su madre.
Desesperado, tras dilatarse una resolución por parte del Primer Juzgado de Familia (a cargo de María Estela Tejada de Vega) estando todas las pruebas y ante la proximidad de la feria judicial, el hombre decidió hacer público su relato.
“Antes de salir a hablar, lo consulté con las chicas (por sus hijas). Ellas ya no quieren vivir ni con la madre, ni con la abuela, está asentado en el informe psicológico. Temo por la integridad de ellas, por la dejadez que tiene con mis hijas y una serie de cosas que suceden en esa casa que relatan”, dijo J.L.P. (se protege el apellido para preservar la identidad de las menores)
En el informe psicológico –entregado a las parte el 25 de julio de 2018- los especialistas dan cuenta de las resultas de las entrevistas con las niñas y sus padres. En algunos de los párrafos, la menor de las hijas aseguró que “me siento más cómoda con mi papá, mi mamá nos miente (…) se acuesta con hombres y prende velas”. En tanto que la mayor fue más clara: “mi mamá hace brujerías, se acuesta con tipos”. También los psicólogos observaron que hay un rechazo hacia la abuela materna, con quien pasan muchas horas del día cuando la madre trabaja.
También hicieron mención a lo que encontraron en el celular de la madre cuando la más grande lo revisó. Allí había fotos de hombres desnudos y charlas con “alto contenido sexual”, dijo.
La madre argumentó ante la Justicia que “el padre les llena la cabeza”. “Ella (por su ex) pasa la mayor parte de las horas con las chicas ¿y yo le lleno la cabeza? Es una barbaridad”. En rigor, el régimen de visitas le permite ver a sus hijas los martes y jueves de 18 a 21:30 –“no me dejan extenderme un minuto más”, acotó- y los fines de semana, intercalado, duermen en la casa de él viernes o sábado.
Según apuntó la abogada de J.L.P., Vanesa Débora Mestre, las chicas fueron manifestando su disconformidad con la madre a medida que crecieron y entendiendo algunas actitudes de ella. “Mi hija de 13 ve, ya no calla, contesta a la madre, porque está en una edad donde sabe cómo son las cosas”, aseguró el hombre. Y agregó “mi vida son mis hijas, pueden observar mi Facebook y se van a dar cuenta que todo lo que hago con ellas lo comparto”.