La esquina de Avenida Benavídez y Almirante Brown, en Chimbas, es testigo de que el progreso va de la mano con la fe. Tras la construcción de un barrio privado en esa zona, la empresa encargada de la obra quiso sacar la pequeña gruta de la Difunta Correa que un promesante había hecho al pie de un árbol y que con el tiempo se convirtió en un oratorio visitado por mucha gente. Pero los vecinos se opusieron y lograron que esa gruta se convirtiera en un paseo que ahora cuenta con las comodidades necesarias para rendirle honor a la Difuntita, de manera ordenada y sin generar ningún tipo de riesgo.

La gruta originaria estaba al pie de un aguaribay que aún está sobre Benavídez a escasos metros de Almirante Brown. Y era una obra muy precaria que consistía en una casucha de metal que contenía en su interior una pequeña imagen de la Difunta Correa. A su alrededor había cientos de botellas de agua, desparramadas y que eran un peligro tanto para los peatones como para quienes circulaban en bicicleta o moto. Igual peligro generaban las velas que los promesantes encendían en el lugar. Sin embargo, este oratorio permaneció allí por mucho tiempo y hasta que llegó el progreso. ‘Cuando construyeron el Barrio Las Lajas aquí en esta zona, la empresa constructora sacó la gruta para urbanizar la esquina. Después que sacaron a la Difunta comenzaron a ocurrir muchos accidentes de tránsito, algunos fatales, en esta esquina. Por eso los vecinos nos manifestamos para que volvieran a colocar la gruta. Por suerte, la empresa accedió y con una mejor propuesta’, dijo Mariano Bustos, vecino de la zona.

Comodidad. La gruta de la Difunta Correa, en Benavídez y Brown, tiene dónde dejar las botellas con agua y dónde encender velas.

 

El hombre contó que la empresa construyó una gruta de material y puerta de vidrio, de 1,50 metros de alto por 1,50 de ancho, en la misma esquina, pero sobre calle Almirante Brown. En su interior colocaron una imagen de la Difunta más grande y al costado, una estructura metálica para que los promesantes puedan dejar las botellas con agua de manera ordenada. También una casucha metálica en cuyo interior hay portavelas metálicos, como los que hay en el oratorio de Vallecito, para el encendido de velas. ‘Esto está muy bueno porque permite mantener el lugar ordenado y limpio. Y, aunque no lo crean, desde que volvieron a poner la imagen de la Difunta disminuyeron los accidentes en esta esquina tan transitada’, dijo Elena Moreno, otra vecina.

Erick Aciar no es de la zona, pero todos los días pasa por esa esquina para llegar a su trabajo en el Parque Industrial de Chimbas. Y a diario visita la gruta para encomendarse a la ‘Difuntita’. ‘Siempre me paro aunque llegue tarde al trabajo. Le pido que me proteja. Cuando tengo más tiempo le prendo unas velas’, dijo el joven.

Con el tiempo, la nueva gruta volvió a transformarse hasta ser un verdadero paseo. Fue cuando el municipio de Chimbas construyó un portal en esa esquina y mejoró la fachada del oratorio. No sólo parquizó el lugar e instaló bancos, sino que también revistió la gruta con ladrillos rústicos. ‘Mucha gente viene a visitar la gruta y se queda un rato tomando mate. Es que el lugar está muy lindo y bien cuidado porque los promesantes que lo visitan se encargan también de mantenerlo’, dijo Sofía López, otra vecina.