Un abogado ayer dejó su auto particular mal estacionado, en una zona para taxis ubicada en Mendoza pasando Mitre, Capital. Por esta infracción, la grúa municipal cargó el vehículo para llevarlo. Pero de inmediato llegó su dueño, se subió en el auto y no quería bajar. Después de una hora de conversación con policías e inspectores municipales, al hombre le desengancharon el vehículo y sólo le hicieron una multa. Durante ese tiempo ni inspectores ni policías sabían cómo proceder, si llevarlo dentro del auto o no. Esto dejó en evidencia un vacío legal, que admiten desde la comuna, sobre qué hacer cuando un infractor se sube a su vehículo que va a ser llevado por la grúa. No lo trasladan porque temen ser demandados por presunta privación ilegítima de la libertad.

A las 11 horas, el abogado, que reservó su identidad, rompió la faja de infracción que le habían pegado en las puertas para entrar a su auto, se sentó y estaba de brazos cruzados. Esperaba un acta de infracción, porque reconocía que la había cometido, y que desengancharan su movilidad para poder irse. A unos cinco metros, cinco policías conversaban de la fecha de fútbol del domingo mientras esperaban órdenes de sus superiores porque no sabían qué hacer. Por su parte, el inspector municipal que detectó la falta hablaba por celular con sus superiores en busca de la respuesta que tampoco le daban.

Mientras tanto, el congestionamiento vehicular se agudizaba ya que la grúa con el auto estaba en doble fila. Al mismo tiempo, bocinazos, algunos insultos y manos con gestos ofensivos se desperdigaban hacia el abogado, el chofer de la grúa y los policías.

Al mediodía, la novela terminó. El inspector labró el acta, los policías se fueron, el conductor del remolque liberó el auto y el más feliz fue el abogado, que se quedó con su vehículo.

De esta manera, el hombre se escapó de pagar una tarifa de remoción de 80 pesos, 20 de infracción y 1,25 por hora que hubiera pasado el vehículo en la playa albergue. La multa que le cobrarán va de 50 a 100 pesos, pero podrá ir a pagarla en su auto.

La Dirección de Tránsito y Transporte municipal se encarga de las faltas que cometen los vehículos estacionados. La Policía rige el control de la circulación. Desde la comuna, Luis González, director de Tránsito, admitió que hay un hueco legal sobre el procedimiento a seguir cuando una persona se sube a su auto cuando va a ser remolcado. Esto se produce porque no pueden trasladar una movilidad que lleve a una persona adentro porque "significaría privación ilegítima de la libertad". Sin embargo, dijo que el infractor que hace esto suele cometer otra falta, que es romper las fajas de sanción, como sucedió en este caso.

Cuando un conductor se niega a bajarse del vehículo, los inspectores piden ayuda a la Policía. Pero, en estos casos, los uniformados sólo pueden solicitar que desciendan, no usar la fuerza ni detenerlos. La Policía sólo debe obligarlos a bajarse cuando realizan los controles que les compete y deben radiar el vehículo, por ejemplo, por estado de ebriedad, falta de documentación de la movilidad o por no tener carnet habilitante. En el caso de ayer, el abogado cumplía con esos requisitos.

Diariamente el municipio levanta alrededor de diez autos mal estacionados. Pero en ocasiones, la astucia de los conductores asombra a los inspectores. Hace cinco años, un hombre dejaba su auto en un espacio reservado con un canario adentro. Como había un ser vivo en el interior, no podían removerlo. Cuando pasaron varios meses y seguía cometiendo la misma falta, un inspector hizo remolcar el auto y el canario quedó detenido en la playa albergue.