El aire helado parecía quemar, mientras que la fatiga muscular comenzó a pasar factura en varios fieles. Sin embargo nada pudo con la fe. Así, más de 400 peregrinos de distintos departamentos fueron partícipes de la primera peregrinación por el Camino de San Antonio, que ayer en la mañana quedó inaugurado oficialmente. La actividad cerró con una multitudinaria misa en la iglesia que está en el corazón de Media Agua, en Sarmiento.

Antes de las 8, el ingreso a Cochagual (por la Ruta 40), se vio diferente que de costumbre. Es que en la zona fue la concentración de los caminantes, pues ahí arranca la huella para peregrinar hasta la Parroquia de San Antonio. Vehículos estacionados en la vera de la ruta y colectivos colmados que bajaron a personas de todas las edades fueron algunas de las postales que empezaron a ponerle color a la fría mañana, en la que el compromiso de gran parte de los sarmientinos quedó en evidencia. Sobre todo a la hora de darles una mano a los peregrinos que llegaban agotados a los distintos puestos de abastecimiento.

En grupos de entre 5 y 10 personas los feligreses emprendieron la marcha, tras la bendición del sacerdote Marcelo Alcayaga. El camino y el frío comenzaron a marcar a los caminantes cuando ya habían recorrido la mitad del circuito, que tiene una extensión aproximada de 17 kilómetros. Con gorros de lana y tapándose las orejas y la nariz, porque el viento frío pegaba fuerte caminaron entre algunos árboles y subieron y bajaron varias pendientes (pues el terreno es bastante sinuoso), pero siempre mantuvieron la alegría. Cantaron canciones para alabar a San Antonio y hasta se sacaron selfies en algunos lugares donde los cerros y las densas nubes parecían el paisaje más bello.

‘Somos de Rawson y vinimos en colectivo, con gente de Rivadavia y Santa Lucía. Somos muy devotos de San Antonio y por ello quisimos estar presentes‘, dijo Román Ruarte, un joven que llegó con varios amigos y que por momentos descansó en algunas piedras que hay el camino. Al igual que ellos muchas personas adultas se tomaron su tiempo para llegar.

Este camino nació por iniciativa de la comunidad de San Antonio y fue para ofrecer a los devotos un lugar para peregrinar, pedir y agradecerle al santo, como sucede con el Camino de Santiago, en España (ver página 7). Y se hizo, en el marco de que el Templo de San Antonio fuera declarado Sede de Indulgencia, es decir que los que peregrinen hacia él pueden obtener la Indulgencia Plenaria.