En el 2010, y luego de 7 graves accidentes ocurridos en las rutas sanjuaninas provocados por la presencia de animales en plena calzada -gran parte ocurrieron en horarios nocturnos-, se desató en la provincia la discusión en cuanto a las responsabilidades que tenían cada una de las partes. Por un lado, el propietario del animal, que aparecía como primer eslabón en esta cadena nefasta de fatalidades; y por el otro, el Estado ausente y carente de herramientas para el control y posterior levantamiento del animal, como ocurrió en Caucete. Pero recién en septiembre del año pasado, la discusión llegó a la Legislatura, hasta sancionar una ley que obliga a la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) a crear o arreglar cercos en las rutas. Las rutas que en el 2010 dieron que hablar por la cantidad de accidentes, fueron la 141 a la altura de Bermejo (Caucete); la ruta 20 cerca de El Encón (25 de Mayo); la ruta 40 (en varios de sus tramos). También el alerta estaba puesto en la ruta que conduce a Niquivil (Jáchal) y la 510, entre Marayes y Astíca, departamento Valle Fértil. En muchas de estas, y dependiendo del municipio, se barajaron varias alternativas en cuanto a quien se encargaba de alambrar los campos, donde algunos propusieron que el Estado ponga el material y el propietario la mano de obra. En la mayoría de los casos, todo quedó en lo declarativo.
