Fotos y video: Marcos Carrizo – DIARIO DE CUYO

Juan Manuel termina el budín de zanahoria y Pablo prepara su celular para sacarle la foto, pero antes le pide que le derrame más miel para que se vea más brillante y atractivo. También repasa el ángulo, los colores y el fondo, para no dejar ningún detalle librado al azar.

En segundos la foto llega a miles de celulares, entre ellos los de varios famosos que son fans de sus delicias, como el exfutbolista José “Pepe” Chatruc, la conductora Carolina Prat, Daniela Lopilato –hermana de Luisana y Darío-, y las actrices Lola Morán y Anto Macchi.

“Uno dice ‘wow‘, entre tantas páginas que podrían seguir nos siguen a nosotros, está bueno”, comenta Pablo Soria (31), quien junto a Juan Manuel Garade (28) le dieron forma a "Simple y Saludable", el proyecto con el que buscan generar hábitos alimenticios saludables mediante el posteo de recetas sencillas en Instagram.


La idea surgió en 2018 y en apenas dos años ya tienen más de 57.500 seguidores en @_simpleysaludable_, una marca para nada despreciable que los lleva al top ten de las páginas sanjuaninas con mayor cantidad de followers.

Para contextualizar, tienen más fans que Pijama Party (31.2k) o Sergio Uñac (48.5k)

"Acá es donde ocurre la magia", dice a las risas Juan Manuel cuando recibe a DIARIO DE CUYO en la cocina de Tagore, el almacén natural que heredó de su madre y que regenta hace 6 años.

El salón está dividido en dos. En el frente funciona el autoservicio para clientes y en la parte posterior se encuentra la cocina, un espacio bastante amplio donde da rienda suelta a la creatividad.

Juan Manuel Garade, afinando los últimos detalles para que el budín quede perfecto

El engranaje de “Simple y Saludable” también se divide en dos: Juan Manuel se encarga de los platos y Pablo de lo relacionado a la red. El primero es Técnico en Gestión Gastronómica y le queda una materia y la tesis para ser Licenciado en Hotelería y Turismo. El segundo es psicólogo, una profesión que casi nada tiene que ver con las fotos, el marketing y las redes, pero con tutoriales y mirando otros modelos le agarró la mano.

Ambos se conocieron de adolescentes cuando jugaban al tenis, pero después perdieron el contacto. A la relación la retomaron cuando a Juan Manuel le propusieron arrancar con un proyecto de inclusión con los alumnos de la Escuela de Educación Especial Susana de Castelli, donde Pablo trabaja como celador.

Pablo todavía recuerda esa charla, sentados en el viejo restaurante de Tagore (ahora por la pandemia lo tuvieron que cerrar), donde le presentó la idea que tenía en la cabeza desde hacía un largo tiempo. Juan Manuel casi que ni lo dudó, pero le puso su toque: que las recetas sean 100% saludables.


“Vi un mercado potencial con esto de las páginas de Instagram y ahí fue que se me ocurrió proponerle a él empezar con una”, dice Pablo, de brazos cruzados, mientras observa con detenimiento cómo su socio vuelca los huevos en un boul. Su momento llega al final, cuando el plato está listo, pero no le conviene perderse los pasos porque después tiene que responder las dudas de los usuarios. “La gente pregunta un montón. Las consultas son de todo tipo y yo por ahí no tengo idea, como cuando preguntan sobre reemplazos. Por ejemplo me dicen si pueden poner harina de avena en vez de la integral o cosas así”, explica. Por suerte Juan Manuel siempre está atento al WhastApp.

Desde que la página vio la luz hasta la actualidad, ya postearon más de 200 recetas. Los platos son variados: desde unos ñoquis de remolacha ideales para el almuerzo, pasando por unos cupcakes de coco, hasta helado natural de frutilla para disfrutar de un rico postre.

Juan Manuel y Pablo chequeando que todo esté bien para postear la foto del budín.

La oferta es muy variada pero todas las recetas cumplen con el único requisito indispensable: ser saludables. Nada de azúcar ni harinas refinadas, ni grasas animales, ni aditivos, ni conservantes, ni colorantes, por citar algunas de las condiciones.

“Nunca vas a ver un bife de chorizo”, vuelve a bromear Juan Manuel, pero después cambia el tono para explicar la misión principal del proyecto: “Por ahí pensamos mucho en la cantidad de seguidores y todo eso, pero en realidad la base nuestra es generar conciencia. Partiendo de eso casi que lo otro no importa, aunque sí es verdad que mientras a más gente llegás es mejor porque más cambios podés generar”.

La mayoría de los seguidores son de San Juan y Buenos Aires, aunque además tienen varios de Mendoza, Córdoba, Rosario y también del extranjero

“Hay tanta información, tanta tela para cortar, que de a poquito vamos tirando, siempre respetando esa línea de lo saludable, de lo consciente”, agrega su socio antes de dejar en claro que “nosotros no asesoramos sobre dietas”. Esto quiere decir que no cumplen la función de un nutricionista, por lo que cuando les llegan consultas relacionadas a si pueden incluir o no determinados ingredientes teniendo en cuenta sus planes alimenticios, directamente les piden que se asesoren con sus médicos.

La página viene funcionando bien, con un crecimiento promedio de mil seguidores por mes. Los creadores dicen que han tenido épocas “flojas”, pero que desde diciembre último hasta la actualidad la curva de fans va en aumento, sobretodo cuando hacen sorteos.


Pero el gran problema que tienen –y que le pasa a la mayoría de los influencers- es que les cuesta traducir esa gran cantidad de seguidores en ganancias económicas. Hasta el momento solamente dos veces recibieron pagos en efectivo, uno de Arcor por publicitar unas barritas de cereal proteicas, y otro de La Campagnola también por postear en la página productos de la marca.

También recibieron los famosos canjes, que consiste en recibir productos a cambio de publicidad. 

Pero en general el ítem ganancias es una cuenta pendiente. “En Buenos Aires hay influencers de cocina que directamente viven de esto”, cuenta Pablo, esperanzado en que algún día lo logrará. Aunque dice que por el momento lo hace como un hobby.

Sobre el final de la charla, ya con el budín de zanahoria salido del horno, colocado en la mesa y listo para la foto, el turno de protagonista le toca a Pablo, que solamente tiene que utilizar su Samsung S9 y, por supuesto, la cabeza, para pensar imágenes que logren ser tan buenas como los sabores que consigue Juan Manuel.


Los productos no son comercializados por “Simple y Saludable”, sino que terminan en las góndolas de Tagore, de donde obtienen los ingredientes para cocinar.

El objetivo a corto plazo de la dupla es lanzarse también en YouTube. Para eso ya vienen practicando: filmaron el paso a paso de algunas de las últimas recetas y subieron los videos a las historias de Instagram, que luego fijaron para que estén disponibles las 24 horas.

“Siempre tuve optimismo pero nunca me imaginé tener tanto impacto y en tan poco tiempo, y más sin tener conocimiento en el tema. Yo dije ‘bueno, vamos a ver qué sale‘, y acá estamos”, concluye Pablo. ¡Vaya que les salió bien!