Sola. La abuela de los niños no puede contener las lágrimas cuando cuenta cómo rescató a sus nietos. La mujer pide ayuda, pues no sabe cómo salir de esta situación.

 

Pasan horas sentados en medio de un charco de barro como lo hace cualquier niño mientras se divierte con agua y tierra. Con un palo de madera y un paraguas viejo juegan como si fueran espadas, pues no tienen juguetes. Sus sonrisas son su carta de presentación y a la vez son una señal de que ahora están un poco mejor. Sin embargo, esas sonrisas no son suficientes para disimular las marcas del infierno en el que vivieron. Es que las cicatrices de golpes y quemaduras son el indicio más claro de que no la pasaron bien. Así se muestran y viven los hermanitos chimberos que fueron rescatados por su abuela, quien denunció en la Comisaría 17ma que los chicos eran torturados. El caso de los hermanitos conmocionó a todos hace poco más de una semana y fue en ese contexto, que M (no se consigna su identidad para proteger a los menores), la abuela de los chicos, abre las puertas de su casa a DIARIO DE CUYO para contar cómo fue la situación que la llevó a hacer la denuncia en la Policía. Y comenta cómo es la vida de sus tres nietitos y de su hija, mamá de las criaturas, quien vive de la prostitución y sufre una fuerte adicción a las drogas.

Tienen 2, 3 y 4 años y ya vivieron muchas situaciones duras. Sus cuerpos muestran las secuelas de las golpizas que aguantaron y esas marcas hacen que sus historias parezcan salidas de un drama cinematográfico. Cicatrices en la espalda, quemaduras en los brazos, cortes en las muñecas y enormes costras en la cabeza son algunas de las marcas que presentan los niños, que actualmente están con su abuela y con su mamá, que pasa gran parte del día durmiendo pues "trabaja de noche" (ver entrevista).

Las marcas. Mientras relata la dura historia de sus nietos, M muestra las marcas que les quedaron a los chicos.

La vida para M nunca fue fácil y la de sus nietos tampoco lo es. Tuvo 11 hijos y varios de ellos están sumergidos en el mundo de las drogas. Ahora, como si eso fuera poco, se hace cargo de 3 nietos que rescató. La mujer, que tiene 57 años y que vive gracias a una pensión, comenta que ella hará hasta lo imposible para que los tres chicos puedan tener una vida mejor.

Sin embargo, la salida de ese mundo parece una utopía para la mujer. Según ella, la pobreza, la ignorancia y el consumo de sustancias de sus hijos hacen que el futuro de los chicos esté muy condicionado.

Duermen amontonados en dos habitaciones, pues en la misma casa vive otro hijo de M que también es adicto. "Él trabaja pero sólo para comprar droga", dice la mujer con mucho dolor en su mirada y con la voz temblorosa admite que le gustaría que sus hijos (el varón y la mamá de los niños) se fueran de esa casa y la dejaran estar sola con sus tres nietos. "De última, si me dieran una casa me iría con los tres niños, para que no tengan que vivir más acá. Mis hijos son grandes y son dueños de hacer con su vida lo que quieran, pero mis nietos son niños y quiero salvarlos de esta vida", dice la mujer, que llora sin parar cuando cuenta la historia de su familia.

Con un poco de miedo a las represalias, pero dispuesta a afrontar lo que sea para salvar a sus nietos, M decidió contar su historia desde el interior de su casa. La vivienda humilde casi no tiene muebles y siempre está con las ventanas cerradas. Es por esto que para poder hablar y mirar a los ojos es necesario abrir una cortina, para dejar entrar un poco de luz y combatir tanta oscuridad. Sin poder contener las lágrimas y hasta culpándose de las cosas que soportaron sus nietos, la mujer revela que los chicos ya vivieron en varias casas. En un primer momento estuvieron con ella y su hija (la mamá de los niños). "Un día me visitó el 102 -de la Dirección de la Niñez- y me pidieron que diera a los tres niños al padre para que él los tuviera.

"Yo sólo quiero justicia y que mis nietos tengan una mejor vida".
M.

Abuela de los niños

Mi hija no los puede tener porque es adicta a las drogas, y consume eso que se inhala", dice la mujer y cuenta que el papá los tuvo unos días y, "como si nada", los entregó a una mujer que es familiar de él. "Los chicos vivían con esa mujer. A mí me dejaban verlos, hasta que un día me dijeron que no podía ir más", agrega M, para contar que esta mujer y sus nietos vivían a pocos metros de su casa, pero que desde octubre pasado ella no los vio más. "Ni si quiera en la vereda los veía. Yo no sé si ella se los llevó a otro lado, pero fue como que los niños desaparecieron", dice, y cuenta que la semana pasada ella llegó de un viaje (había ido a ver a unas nietas y a otra hija) y se enteró que la mujer que criaba a los niños le había regresado los chicos a la madre.

"Cuando vi a los niños no podía creer que mi hija no denunciara a la mujer esa -por la mujer que cuidaba a los niños-. Están todos marcados y lastimados. Hasta los han quemado, aunque ella le dijo a mi hija que los niños se quemaron entre ellos. Yo no le creo nada. Para los pobres no hay justicia, yo quiero que se sepa lo que esa mujer les hizo a mis nietos, por eso fui a la Policía. Después de eso vinieron de Niñez y sólo me dieron una bolsa de mercadería", dice M, y la escena a continuación es tal vez la más dolorosa durante la entrevista: llama a los chicos para mostrar algunas de las cicatrices que tienen en sus cuerpitos.

"La L… me hizo esto", dice el nene de 3 años al señalarse una de las cicatrices de su brazo. Pero M ni siquiera sabe quién es esa L… a la que se refiere el pequeño. Es que los chicos casi no hablan. Según la abuela, están poco estimulados. Es por eso que ante cualquier pregunta que les hacen los adultos, sólo se limitan a responder con una enorme sonrisa.

 

CLAVES

 

La denuncia

Primero se dijo que la abuela le quitó sus nietos a su hija y los entregó en la policía debido al maltrato. Después se supo que la denuncia era contra una mujer que los cuidaba.

 

Intervención

Marcelo Bartolomé, director de la Niñez, comentó que ellos están investigando cuál es la situación de los chicos, para ver de qué manera continuará el caso.

 

La familia

Bartolomé dijo que ante estos casos priorizan que los chicos queden en el entorno familiar. En esta situación en particular ellos buscarán qué ayuda brindar.

 

La mamá. La mamá de los nenes cuenta su versión de los hechos y M no puede contener las lágrimas.

Entrevista / Mamá de los niños

"Yo no sé bien qué pasó con mis tres hijos"

 

Tiene 23 años, es trabajadora sexual, y es adicta a las drogas desde hace unos 5 años. Esta realidad es la que la llevó a que le quitaran sus tres hijos el año pasado. Tras la denuncia de su mamá, en la comisaría 17ma, dijo que quiere recuperarse para poder hacerse cargo de sus tres niños. 

– ¿Cómo estás llevando la situación después de que el drama de tus hijos se hiciera público?

– Yo no sé bien qué pasó con mis tres hijos. Mi mamá hizo la denuncia, yo no fui porque no me tienen metida en ese problema. 

– ¿Vos querés tenerlos a los chicos?

– Sí, pero lo que pasa es que a mí no me los entregan porque tengo problema de consumo. Tengo que hacer un tratamiento que lleva entre 6 y 8 meses. 

– ¿Estás dispuesta a hacerlo?

– Sí, tengo que ir porque el hombre que le dio los chicos al papá está de vacaciones. Es un hombre de la Dirección de la Niñez. Él -por el padre- como no tenía comodidades se los entregó a esa mujer. A mí me dijeron que cuando haga un tratamiento me los van a dar. Ya voy a ver si esta semana voy a hacer algo. Tengo que ir a un hospital de Día, no me tengo que internar. 

– ¿Trabajas?

– No trabajo. Va, en la noche salgo a trabajar, pero no tengo un trabajo de verdad. 

– ¿Te gustaría trabajar de otra cosas?

– Sí, ya intenté. Estuve trabajando de empleada doméstica, pero me pagaban por quincena y ahora trabajando de noche tengo plata todos los días. 

– ¿Qué te dijeron de las marcas de los nenes?

– Me dijo -la mujer- que a él (el nene de 4 años) lo tiró al fuego al nene de 3 años y que luego el chiquito solito se tiró al fuego. Sobre los golpes en la cabeza me dijo que se volvían locos y solos se golpeaban la cabeza. 

– ¿Vos creés esas versiones?

– No le creo nada. Ella misma me dijo que una vez tuvo que atar al más chiquito porque se volvía loco.