Esther no dejó de bailar ni aún cuando paró el Tutá-Tutá de los Auténticos Decadentes. Y pese a que llevaba una hora ensayando batucada. Pero esta mujer de 66 años no fue la única que prefirió sacrificar la mateada de media mañana para saltar y gritar al ritmo de la música. Esto sucedió en la colonia de adultos mayores que funciona en el camping Don Bosco, de Santa Lucía, donde los participantes han formado una murga que actuará durante el cierre de la colonia que será el martes que viene.

El ensayo tuvo varias pausas no programadas, pero que no fueron criticadas por los profesores. Ellos también se divirtieron cuando alguna de las bailarinas de más de 50 años rompió fila para bailar sola en el centro de la pista, rodeada por sus compañeros, o abrazarse a un árbol simulando un baile del caño. Si hasta los niños de las demás colonias que funcionan en ese camping abandonaron sus actividades para sumarse a la diversión, saltando y gritando entre los abuelos.

Cerca del mediodía, una profesora debió tomar el micrófono para captar la atención de los adultos mayores que seguían bailando, aún después de finalizado el ensayo, con la música de cuarteto que sonaba en el camping. Era la hora de hacer gimnasia y de planificar todos los detalles para la fiesta del cierre de la colonia. Tanto las mujeres como los hombres participaron de ambas actividades y con la misma adrenalina del comienzo de jornada. Y algunas de las chicas se encargaron de mantener el clima divertido. Se atrevieron a moverse sensualmente con cada ejercicio ante la ovación del grupo que, antes de partir, se dio tiempo para jugar a las cartas.