En 1946 llegaron a Argentina los primeros sacerdotes teatinos, momento en el que ya era más que popular la devoción de los católicos en el país por San Cayetano, el fundador de esa orden en 1524, y a quien se conmemora especialmente hoy 7 de agosto. Juan Carlos Di Camillo, integrante de esta orden contó a DIARIO DE CUYO que eso ocurrió gracias a la Beata Antula, en el siglo XVIII, y que la devoción en Argentina por San Cayetano de Thiene es incomparable en el resto del mundo.
Los teatinos, o clérigos regulares, están en Argentina hace casi 75 años, en Buenos Aires y Corrientes. Di Camillo fue hasta febrero su primer Preprósito (máxima autoridad) y desde que comenzó el aislamiento social por la pandemia concentró su actividad en tareas sociales, en Villa Adelina, Buenos Aires. El sacerdote aseguró que “la popularidad desde la mirada de nuestro pueblo al patrono del pan y el trabajo es única. En la isla de Malta es muy fuerte, en otros lados es importante pero no tiene punto de comparación con Argentina. Después de la Virgen, es el Santo más devoto, más querido por nuestro pueblo. Es única la devoción que se tiene acá. No hay punto de comparación”.
Agregó que cuando llegaron los primeros teatinos, la devoción por San Cayetano ya llevaba 150 años en el país y la causante fue María Antonia de Paz y Figueroa, declarada beata hace 4 años. “Ella tenía el mismo sistema de evangelización que Cura Brochero, haciendo ejercicios espirituales. Cuando expulsan a los jesuitas de Buenos Aires, ella llama a los mercedarios para predicar los ejercicios, quienes proponen a San Cayetano como modelo de confianza en Dios. Mamá Antula se hizo devota de San Cayetano y de San Ignacio. Sus hijas fundaron el colegio y capilla San Cayetano en Liniers. Y en los años ’30 del siglo pasado se expandió por todos lados”, resumió.
El 7 de agosto de 2020, en el contexto del aislamiento, será más que particular para recordar al patrono del pan y el trabajo en Argentina. Di Camillo afirmó que la situación en el área metrolpolitana de Buenos Aires (AMBA) es muy dura. “En este tiempo por ejemplo un comedor que abría una vez por semana y ahora lo hace de lunes a sábados, pasó de atender 60 personas, a unas 200. Como ese hay muchos otros casos. Es gente que se gana el mango laburando en el día. Me dijo un señor de 50 años el otro dia llorando: <
Finalmente, reflexionó Di Camillo: “Es importante de entender que la obra de San Cayetano no está dada en lo que él hizo, sino en el modo que se pensó, en relación a una espiritualidad en comunidad, imitando la vida de los primeros cristianos. Ellos tenían un solo corazón y una sola alma. Compartían la vida y vivían alegremente. Ser fraternos y no consumistas. Compartir con el otro que no tiene ya es un signo muy fuerte en estos tiempos. Si además le sumamos el sentimiento de Cristo de estar siempre preocupados en el que no tiene, abrazando como decía San Cayetano la cruz desnuda de Cristo por aquel que está sufriendo, es un gran mensaje. Nos obliga a tener una actitud de hermanos”.