El Papa, en la carta que envió, expresa su ‘gratitud por el bien que hacen en medio del Pueblo de Dios’. Y textualmente continúa así: ‘Gracias por no dejar de ser personas, seres humanos que se ofrecen para servir a otras personas. Gracias por no perder esta dimensión que los lleva a humanizar el trabajo, la dedicación, el pensamiento y, por qué no, la poesía. Gracias por no perderse en esas planificaciones abstractas que pretenden optimizar tanto los recursos y los métodos que terminan por no aceptar las diferencias e, incluso, la pequeñez de cada uno. Gracias por asumir la vida de donde venga y atajar el chutazo desde donde te lo patean. Gracias por aceptarse humanos, hijos de Dios con virtudes y pecados, que necesitan ser salvados. Gracias por querer transmitir esta realidad a los hermanos. Que el Señor les retribuya todo el bien que hacen. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente, Francisco’.