Excavadoras, aplanadoras, cuadrillas de trabajadores con palas, carretillas y azadones, troncos cortados, pozos y montículos de tierra. Todo es parte de una verdadera revolución para cumplir con la megaobra de ensanchamiento de calle Aberastain, entre 12 y 15, en Pocito. Según los vecinos, el trabajo lleva retraso y se quejan por las molestias que les ocasiona. Sin embargo, desde el municipio aseguran que los plazos se están cumpliendo y que para el sábado 5 de septiembre la calle estará habilitada para el tránsito y que esperan inaugurar todo dentro de unos 60 días.
Con un trabajo similar al que se hizo en calle Mendoza, en Rawson, en la Aberastain los obreros están, desde hace un mes, con la obra en ejecución. El ensanchamiento abarca un tramo de casi 4 kilómetros. Pero comprende mucho más que el asfalto: antes habían tenido que erradicar los añejos álamos y algarrobos para ganar unos metros más de calle, hicieron dos pasantes que cruzan la arteria en calles 12 y 13 y que permitirán regar todo hacia el Este y están haciendo recambio de cañerías de agua potable.
Ahora, entre la 12 y 13, la calle ya está compactada, imprimada, con banquinas y pasantes. "Esto incluye también nueva iluminación para todo el tramo, el replante de hileras de árboles, alambrado de las fincas, veredas en el costado Oeste (antes no había), construcción de pilastras y cunetas", contó el intendente Sergio Uñac. Pero los vecinos no están conformes. Las quejas son puntuales: reclaman que las paradas del colectivo les han quedado muy lejos, que les han bajado las ventas en sus negocios y que no tienen por dónde pasar con sus autos. Todo ello agravado, según dicen, por la demora que tiene la obra.
Ellos afirman que el plazo de ejecución era de 45 días y que ya fue superado. El principal reclamo tiene que ver con que las 3 líneas de colectivos que pasaban por esa calle (la 16, 24 y 43) ahora doblan por calle 12 hasta Mendoza y de ahí pasan por calle 14, por lo que tienen que caminar más de un kilómetro para tomar el micro. "Yo tengo que levantar a mis tres hijos a las seis de la mañana para ir hasta la parada para que vayan a la escuela", contó Sonia Espejo, que vive por Aberastain y calle 13.
Para Mario Peletier, el dueño de una bicicletería que está por Aberastain pasando calle 12, la obra es la responsable de una disminución en un 70 por ciento en su clientela. "Es que ya nadie puede ni quiere pasar por acá", contó mientras varias bicicletas y motos hacían acrobacias entre los pozos y la tierra y los autos daban la vuelta para buscar algún pasaje entre las fincas de la zona para acortar distancias. Don Nino Pelayez, dueño de un polirrubro, afirmó pasar por igual situación.
Por su parte, el intendente Uñac dijo comprender el enojo de los vecinos "pero no hay otra forma de hacer una obra de estas dimensiones". También aseguró que no hay retrasos y que esperan terminar en el tiempo previsto.

