Entrenar acá y también en Mendoza, crecer en competitividad y aspirar a mejores resultados en los torneos nacionales es el primer desafío. En consecuencia, la segunda apuesta es ganar en visibilización y que el combate medieval sume más adeptos en San Juan. La Orden del Fuego cierra el año con nuevos objetivos para 2022, que apuntan a un fortalecimiento a nivel cuyano. Se trata del único club en la provincia que practica combate medieval, consistente en peleas cuerpo a cuerpo basadas en un estricto recreacionismo histórico de armaduras, cascos y armas, que busca hacer crecer una disciplina tan atractiva que inevitablemente transporta a través del tiempo.
"Nos conocemos desde hace mucho y aunque entrenamos tres veces por semana, a la hora del combate sabemos cómo atacamos y defendemos. Y si bien a nivel nacional no estamos mal ubicados, creemos que necesitamos un nuevo impulso y por eso en el club resolvimos interactuar con Mendoza. Ellos también necesitan más deportistas y entonces el objetivo es viajar seguido para entrenar y competir, en una especie de crecimiento regional. Mientras más roce, más posibilidad de mejorar puestos en los torneos nacionales. Tenemos buen potencial en San Juan, pero necesitamos competir más", indicó Mariano Sibio (35 años, técnico en higiene y seguridad).
El Combate Medieval fue creado como deporte en Rusia en los "90 y ya se practica en 42 países del mundo. En la Argentina hay más de 20 clubes y el único de San Juan es la Orden del Fuego; mientras que en Mendoza hay dos: ahí reside la posibilidad de unirse para crecer como región.
Mauricio Moreno (30, docente) indicó que "en los últimos años hemos mantenido el nivel en torneos nacionales, especialmente en Espada Larga, pero creemos que podemos llegar a hacer podios. Y como todo deporte, los buenos resultados impulsan y pensamos que al tener más visibilidad y difusión se pueden sumar nuevos adeptos".
"Las armaduras son reproducciones fieles de cada segmento geográfico o temporal y a medida que avanzan los siglos son más complejas. Una armadura completa pesa más de 30 kilos y puede llegar a costar varias decenas de miles de pesos, según el material. Pero lo mejor es que igualmente cada uno puede fabricarse la suya, siempre siguiendo los requisitos históricos", apuntó Mariano.
Precisamente, Rubén González (36, herrero) fabricó su armadura, réplica de una del siglo XV y que le demandó 6 meses de trabajo. "Me basé en archivos e imágenes de museos. Fue mucho prueba y error, por eso el tiempo de desarrollo. Yo peso 85 kilos pero con la armadura me voy a 143 kilos; a los rivales les cuesta derribarme", destacó Rubén.
En tanto, más allá del atractivo que genera la disciplina, que permite recrear una época y hasta estilo de vida, el combate medieval es un deporte exigente que requiere entrenamiento, estado físico y conocimiento de técnicas. De hecho no es una actividad apta para menores de 18 años.
"Los combates más habituales son uno contra uno, pero entre los grupales, que se llaman buhurt, hay duelos de hasta 150 contra 150, como en el mundial. Hay partes del cuerpo donde no se puede pegar, como medida de seguridad, pero es un disciplina de alto contacto; los golpes generan dolores y eventualmente alguna lesión", explicó Mauricio.