La cita era a las 18, pero ellos se concentraron en el lugar antes de la hora señalada. Es que ninguno quiso perderse la oportunidad de vivir desde el minuto cero lo que prometía ser una jornada inolvidable. Y no se equivocaron. Fueron los abuelos de la Residencia Eva Duarte de Perón que ayer, tras dos años de permanecer cerrada a la comunidad por la pandemia, abrió las puertas a las visitas para festejar el carnaval. Tantos los residentes del Exhogar de Ancianos como los niños que asistieron a la fiesta fueron desbordados por la alegría. Todos hasta participaron en un concurso de baile.

Un recuerdo. Los empleados de la Residencia se hicieron selfies para guardar
un recuerdo del festejo del carnaval con los abuelos.

Los abuelos comenzaron a palpitar la fiesta ni bien ocuparon las sillas que instalaron en el patio delantero de la Residencia. Es que en ese preciso momento comenzaron a recibir el cotillón para divertirse. Algunos llegaron al lugar ya con pelucas y antifaces, pero a eso le sumaron las cintas de colores que les entregaron los chicos del Centro Cultural de la Residencia. Ellos fueron quienes organizaron la vuelta del Carnaval de Eva, nombre que recibe este evento y que se realizó por última vez en el 2019 por la pandemia, y cuyo objetivos principal es integrar a los residentes con los miembros de la comunidad cercana para un encuentro intergeneracional. Por esta razón, los principales invitados para este evento fueron los niños, especialistas en contagiar alegría. Y cumplieron fielmente con su misión.

La consigna para participar de estos festejos era asistir disfrazados y todos la acataron. Algunos lucieron reales disfraces, mientras que otros usaron distintos elementos para improvisar uno y poder ganar uno de los premios al mejor disfraz.

Llegó el momento del concurso de baile para los chicos presentes, pero no estuvieron solos en la pista. Es que varios de los abuelos de la Residencia y de los vecinos que llegaron a la fiesta se unieron a ellos, pero sin ánimo de competir sino sólo de rememorar los bailes de carnaval de antaño. Pero, bailaron tan entusiasmados que también se llevaron un premio.

 

Alboroto. Los chicos que celebraron el carnaval no pararon de hacer sonar las
matracas y los silbatos que les entregaron para divertirse a lo grande.

Terminó el concurso, pero los bailarines siguieron en la pista. Es que comenzaron a sonar de fondo tarantelas y pasodobles que los organizadores tuvieron que subir el volumen para que todos siguieran bailando. De esta manera, tanto los chicos como los adultos mayores comenzaron a vivir la previa del cierre que prometía ser tan bueno como lo que habían protagonizado hasta el momento. Para cerrar la celebración del Carnaval del Eva, subió al escenario mayor la banda local "A pleno" que potenció el entusiasmo de todos los presentes. En ese momento, hasta algunos empleados de la Residencia se sumaron a la fiesta. Fueron lo que terminaron su turno y, antes de retirarse a sus casas, decidieron quedarse para compartir la alegría con los abuelos.

Alegría para todos. Los abuelos que por sus limitaciones no pudieron participar
del baile también se divirtieron con el cotillón y la espuma desde sus asientos.

Algunos les echaron espuma, mientras que otros les ayudaron a hacer sonar las matracas y hasta aprovecharon el momento para hacerse selfies con ellos y la fiesta de fondo.

Natalia Tejada vive a un par de cuadras del exhogar y participó de la celebración junto a su nieto de 4 años. Dijo que quiso mostrarle como el carvanal de antaño era una verdadera fiesta.

Emoción. Los abuelos del exHogar de Ancianos se emocionaron con la presencia
de los niños en la celebración del carnaval que los volvió a reunir.

Regalos

Además de los premios al mejor baile, los chicos que estuvieron en la celebración del Carnaval del Eva, también participaron en el sorteo de 20 kits escolares compuestos por una mochila repleta de útiles. El sorteo se realizó entre los casi 40 niños de la comunidad cercana que asistieron al evento.

 

La merienda

Tanto los abuelos como los niños que participaron de la fiesta compartieron una merienda que tuvo un sello distintivo. Al jugo fresco que sirvieron los organizadores del evento, se invitó a todos las semitas caseras que todos los días preparan algunos residentes para el consumo en el exhogar y para sentirse útiles y vivos.