Ayer, su abuelo llegó temprano para saludarla. Y en secreto le avisó al resto de los integrantes de la casa que había organizado un almuerzo para María Emilia. El objetivo: celebrar junto a ella el flamante título de Reina Nacional del Sol 2013. Así, rodeada por su entorno más íntimo, la joven de 19 años comenzó a vivir su nuevo rol de representante de la provincia.
El desayuno fue movido para los Colombo. Emilia compartió el café con sus 3 hermanos, su tío y su madre mientras los teléfonos de todos sonaban sin parar. “Tengo la casilla llena de mensajes, pero no me da tiempo de borrarlos porque siguen entrando”, contó la rubia entre risas.
Siempre atenta a la moda y con un estilo sobrio y clásico, eligió una camisa blanca y un pantalón negro para recibir a quienes llegaran a visitarla. “Me encanta ponerme camisa y blazer. Algunas de mis amigas dicen que son para gente más grande, pero yo creo que siempre se ven bien”, confesó la estudiante de Diseño de Indumentaria, mientras tocaba el collar de perlas que tenía en el cuello. Y agregó que “de todos modos, lo que más me gusta son los zapatos. Creo que el zapato define a la mujer. Tengo pares de todos colores, pero prefiero que sean lisos, para combinarlos mejor”. Así, generó que su hermana Sofía (16) se mordiera el labio y dijera: “Ni siquiera sabe cuántos tiene”.
A pesar de que recién comienza su tarea de Reina, Emilia ya sabe qué es lo que más la sorprende de ese título: “El cariño de la gente”, confesó. Y agregó que “es increíble cómo te saludan las personas que ni siquiera te conocen. Imaginate que ya hasta firmé un autógrafo para una nena”.
Inmediatamente contó que le encantan los niños y que su mayor sueño es poder crear una fundación para los chicos que necesiten ayuda. “Siempre lo vi como algo muy difícil, pero a lo mejor ahora puedo conseguir algo”, reflexionó. Y comentó que forma parte de un grupo de misioneros y que todos los sábados van a visitar a los niños que viven en una villa, actividad que espera poder seguir realizando mientras cumple con su mandato.
En ese momento, como si fuera cayendo de a poco, recordó que tenía la corona y como si estuviera reflexionando dijo: “Todavía no lo puede creer. Y ya sé que la primera actividad que vamos a tener es participar en la Fiesta de la Vendimia, en Mendoza, que es la semana que viene”.
Pasado el mediodía, su madre la invitó a salir y, sin sospechar a dónde iba, llegó hasta el restorán en el que toda su familia la estaba esperando para festejar su triunfo.