"Creer o reventar", insiste Liliana Gómez (46), testigo de aquel hecho. Hace ya más de 30 años, una larga y desesperante sequía tenía a Valle Fértil en jaque, con plantaciones perdidas y animales que se morían de sed. Aquella fiesta patronal de la Patroncita por eso fue especial, porque la sacaron de su templo y en vez de ir por las calles del pueblo, la llevaron al río, en un angustioso pedido por lluvia. Entonces, apenas posaron los pies de la Virgen en las aguas del río se largó un chaparrón que hizo terminar la fiesta de repente y sin darle tiempo a la gente de refugiarse. "Creer o reventar -repite Liliana-. Y desde aquella vez, la Virgen es nuestra abogada del agua, porque siempre nos ayuda en tiempos de sequía".

La Patroncita es la Virgen de la Inmaculada Concepción y la leyenda dice que la trajo el sacerdote Cano, en época de evangelización. Los indígenas comenzaron a venerarla, hasta que un levantamiento destruyó el templo y la imagen. Dispuestos a seguir venerándola, los indígenas tallaron una imagen en piedra y ante la amenaza de un nuevo alzamiento, la escondieron. Así desapareció la figura, hasta que años después la encontró un arriero que llevaba sus vacas a La Rioja y que se había refugiado bajo un algarrobo por un gran temporal de lluvia. Al momento de seguir viaje, los animales no querían salir del corral y el hombre atribuyó ese comportamiento a que la Virgen no quería irse del lugar.

Le construyó entonces un templo a la orilla del río y en el pueblo volvió la fe en la Virgen. En 1892, el obispo Achával trajo la imagen que hoy se venera y mejoró el templo. Los arrieros, pirquineros, mineros y todos los que pasaban junto a la imagen se persignaban y la invocaba diciendo, "ayudános, Patroncita", un apodo que le ganó al tiempo.

Por otro lado, el diseño de la capilla actual fue promovida por el sacerdote Alejandro Farías (el mismo que años después hizo un templo en espiral en Jáchal) en 1971. Se caracteriza por sus formas circulares de líneas concéntricas y porque el púlpito, la pila bautismal y los bancos están al aire libre, en forma de hemiciclo. Es un diseño modernista que no modificó la fe de los vallistos, que se mantuvo desde los tiempos en que el templo junto al río era de cañas y barro.

La capilla de La Patroncita está por calle Rivadavia, a 1 kilómetro de la plaza departamental. De un lado tiene al barrio La Patroncita y del otro el circuito Coqui Quintana, el punto neurálgico de las convocantes carreras del Safari Tras las Sierras.