Muy joven obtuvo su doctorado en matemática en la Universidad de Bs. As., y fue el principal responsable de introducir en Argentina, la teoría de conjuntos. Sus investigaciones muy pronto desbordaron el campo de las matemáticas, y se especializó en filosofía, ética y metodología de la investigación científica. Es autor de numerosos libros, entre los que destacan La desventura del conocimiento científico, (1994) y Las desventuras del conocimiento matemático (2005). Ejerció la docencia en numerosas universidades del país y del extranjero y entre otros numerosos premios recibió el Konex de Brillantes en 1996. Una muy interesante reseña de su vida se puede encontrar en el libro de Diana Cazaux, "Gregorio Klimovsky, porteñazo de tradición Judía". Para los sanjuaninos también es importante señalar que el célebre científico, comenzó su carrera docente en la ciudad de San Juan.
Se puede decir que, para 1952, Klimovsky era un "contreras ", es decir un decidido opositor al gobierno de Juan Domingo Perón. Situación que lo llevó a tener problemas con diferentes autoridades gubernamentales, lo que lo decidió a trasladarse a Mendoza, en busca de mayor tranquilidad. Allí, a las pocas semanas, le aconsejaron que un mejor lugar de trabajo lo pudiera encontrar en la Facultad de Ingeniería de la ciudad de San Juan. Aquí fue recibido con el mayor beneplácito por las autoridades y por los estudiantes, que en su gran mayoría eran decididos antiperonistas. Una generación después las preferencias cambiaron y una gran parte de los estudiantes de ingeniería eran decididos simpatizantes de la Juventud Peronista.
Klimovsky descubrió que en San Juan él era uno más del conjunto brillante de profesores que enseñaba en la Facultad de Ingeniería. En la investigación astronómica trabajaban, Juan José Nissen y Ulrrico Cesco, Nicolás Horodiceanu en el área del hormigón armado y Aldo Bruschi en estructuras antisísmicas. En electromecánica Enrique Gatti y tantos otros como el Dr. Monteiro, Germán Dates, Alberto Constantini, Jorge Bosch, un amigo de toda la vida de Klimovsky y es casi imposible nombrarlos a todos. Estos años constituyen uno de los períodos admirables de la casa de altos estudios de la Av. Libertador.
El encanto de los estudiantes con el nuevo profesor duró hasta que el decano les informó que tenían una nueva asignatura, que se llamaba Epistemología de la Ingeniería y cuyo dictado estaba a cargo de Klimovsky. Por lo bajo protestaron, "que era esto de que había que aprender más química, o meteorología o cosa falta de lógica" decían. Todo cambió cuando empezaron a asistir a las primeras clases. Armando Sánchez Guzmán, uno de los tantos brillantes ingenieros hidráulicos que se formó en el claustro sanjuanino, expresó que él fue "uno cuando entró y otro cuando salió" después de haber cursado la nueva materia. Claro, se trataba nada menos que de un curso de lógica donde se desplegaba la teoría del conocimiento de la Ingeniería. El profesor tenía unos pocos años más que sus alumnos aunque su don para enseñar era remarcable. Luego de la experiencia sanjuanina, el flamante docente e investigador continuó una carrera que sólo se vio interrumpida por los golpes de Estado que asolaron el país. El era de los primeros en ser expulsados e inmediatamente recibido por las mejores universidades del extranjero. Pero siempre volvía, para crear, para construir, para enseñar todo lo que su mente descubría.
De San Juan siempre conservó el mejor recuerdo. Mabel Carelli, una profesora de matemáticas con amplia trayectoria en instituciones porteñas, escuchó a Klimovsky en una conferencia en la Universidad CAECE, (Centro de Altos Estudios en Ciencias Exactas), "el 80% del tiempo estuvo hablando de su experiencia sanjuanina", contó emocionada.
En pocos meses más la Facultad de Ingeniería, cumple 70 años de vida académica, Gregorio Klimovsky ha sido el último en partir de ese grupo "de oro", que prestigió el trabajo docente de la década del 50, quizás sea el momento oportuno de rendirle homenaje.

