La solidaridad fue su bandera y el cariño por toda la gente que trabajaba en sus enormes viñedos la llevaron a ser un emblema en Caucete. Es que, ordenó que parte de sus tierras quedaran en mano de esos obreros que no tenían dónde vivir. Ella fue Juana Murúa, una caucetera que nació en 1870 y que ayudó a que más de 100 familias tuvieran un lugar para construir sus casas. Hoy, ese caserío forma parte de uno de los barrios más antiguos del departamento y se llama Villa Juanita, en su honor. Hace unos días, su nieta inauguró un monolito que recuerda a la mujer a la que todos admiran.
Juana Murúa y su marido Mario Barros eran dueños de grandes extensiones de terrenos, que hasta llegaban a los límites de 25 de Mayo. Los viñedos y una bodega eran el sustento de ellos y de más de 100 familias cuyos integrantes trabajaban ahí. Todos humildes y sin vivienda propia, lo que causaba tristeza en Doña Juanita.
Fue madre de 7 hijos y a todos los crío en Caucete. A fines de 1900 decidió dejar su tierra natal, para estar más cerca de sus hijos. Es que ellos vivían en Buenos Aires, porque se habían ido a estudiar. Comenzó a vender sus campos, pero nunca quiso que sus empleados quedaran en la calle. Por eso, le ordenó a uno de sus hijos que reservara algunos lotes para los trabajadores de las fincas. Es que necesitaba que esas personas que tanto hacían por sus viñedos, tuvieran un lugar propio para levantar viviendas.
Su hijo, el doctor Juan Barros, como lo recuerda aún en Caucete, fue quien repartió los terrenos. Así fue que en 1948, finalmente el barrio quedó levantado y por eso el hijo de Juanita es considerado el fundador. Y fue en honor a esa mujer luchadora y sobre todo bondadosa que se le puso el nombre de Villa Juanita.
Este barrio, según dijeron en la Municipalidad de Caucete, es una de las primeras urbanizaciones. Incluso dijeron que hay algunas casitas que lograron superar el terremoto de 1977. Está ubicado cerca de la avenida De los Ríos y calle Catamarca, y está rodeado de más viviendas, una escuela y hasta un club.
Hebe Barros Murúa, la nieta de la mujer e hija del doctor Barros contó la historia de su familia. Desde Buenos Aires, donde vive desde que tenía 16 años (antes vivió en Caucete), buscó la forma de que el nombre de su abuela y también de su padre no quedaran en el olvido. Así fue como donó mármol y la idea de hacer un monolito en la entrada de Villa Juanita, que fue inaugurado hace unos días.
En ese mismo lugar no sólo tuvo el honor de ver ese homenaje a su familia, sino que también escuchó a vecinos que recordaron a su padre y sus abuelos. ’Fueron días muy bellos los que viví en Caucete. No podía creer que la gente siguiera acordándose de los Barros y eso es gratificante. Es gente muy humilde que logró salir adelante. En una de las casas una anciana me preguntó si venía a sacarles el lote, fue muy lindo todo lo que viví’, dijo la mujer que prometió volver a su tierra natal para seguir hablando con la gente y poder reconstruir de la mejor manera su vida y parte de la historia de Caucete.

