Mano a mano Ellos son parte de una troupe de 4 hermanos varones junto a Diego (25) y Andrés (21). Pero Iván y Gustavo descubrieron en esta danza la posibilidad de unirse y dejar atrás los conflictos; además de cumplir el sueño de su abuelo, un fanático del 2×4. “Somos muy diferentes en cuestión de temperamentos y el tango fue algo que nos ayudó a encontrarnos”, cuenta Iván, quien recuerda -por ejemplo- hasta las discusiones que tenían por el orden de la habitación que compartieron en su adolescencia y que hoy les parecen absurdas. Gustavo fue el primero en llegar al taller de Lecich en 1996 y, hace 5 años, es integrante del Ballet San Juan Nuestro Tiempo. Iván ingresó en 2005 y, desde marzo, forma parte de la agrupación. “Él podría haber sentido que lo invadía, pero, al contrario, se convirtió en mi sostén. Encontramos algo en común”, agrega con orgullo el hermano mayor. Si bien, desde el aspecto dejan en claro sus diferencias -Gustavo luce el cabello largo y es más callado, en cambio Iván se rapó y es más hablador-; hoy se reconocen más unidos que nunca.
