Al principio era una piedra en bruto. Llegar a él implicaba viajar en una nube de polvo. Adentro, los turistas quedaban incomunicados y alejados de cualquier comodidad. Pero pasaron los años y con ellos llegaron los avances. Mañana, el Parque Provincial Ischigualasto cumple una década como Patrimonio de la Humanidad, junto con el riojano Parque Talampaya, y ya cuenta 599.089 visitantes que lo recorrieron desde que recibió esa declaración de la Unesco. Detrás de sus pasos, el destino turístico por excelencia de San Juan fue creciendo y actualmente puede mostrar sus avances y, también, contar sus deudas pendientes.
Fueron 2 años ininterrumpidos de trabajo los que demandó la declaración de la Unesco. Y en varias oportunidades, las autoridades locales perdieron la esperanza de que la mención se hiciera realidad. Sin embargo, el 29 de noviembre de 2000, la declaración vio la luz, tras una acalorada reunión del Comité de Patrimonio, en Australia. Las autoridades del organismo internacional reconocieron la importancia natural y el valor científico del paraje, que posee geoformas en las que se puede apreciar las tres etapas del período Triásico, en las que aparecieron en el planeta los dinosaurios, hace 245 millones de años. Y en el que se puede encontrar restos que son muestras tangibles de los primeros habitantes del mundo.
La denominación sirvió para que más gente de todo el planeta conociera la existencia del parque sanjuanino y, así, comenzaron a llegar más científicos, artistas, funcionarios y, sobre todo, más turistas de todo el mundo. Como consecuencia, en 10 años la cantidad de gente que llega por año a visitar el Parque aumentó más del triple.
Allá por el 2000 ingresaron 24.570 personas a Ischigualasto. Y, a partir de ahí, el número creció notablemente. En 2001 hubo 26.240 visitantes; en 2002, 29.532; en 2003 ingresaron 40.504 turistas; en 2004, 47.075; en el año 2005, 54.595; en 2006, 63.175; y en 2007, 77.501. Pero en 2008 la cifra cayó a 77.044 y en el año 2009 volvió a caer a 76.763 turistas. Ahora, la cuenta viene más que bien: en lo que va del año, ya recorrieron el Parque 82.000 personas, cifra que marca un récord histórico, según el director del Ente Autárquico Ischigualasto, Juan Carlos Salica.
Avances y pendientes
El nombramiento también trajo consigo algunas condiciones. Es que cuando realizó la declaración, la Unesco pidió que se desarrollara obras para mejorar la calidad del Parque. Pero la promesa de concretarlas quedó en el olvido. Por lo que en 2004, el organismo puso un ultimátum para que se realizara las mejoras.
Así, a finales de 2005 inauguraron los 26 sanitarios públicos. Y en 2006 quedó habilitada la pavimentación de la ruta 510, que comunica San Agustín de Valle Fértil con Ischigualasto. Además, abrió sus puertas el Centro de Interpretaciones, que está a cargo del Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ y exhibe muestras paleontológicas, arqueológicas y de fauna y flora del lugar.
Otro de los grandes avances llegó también ese año, cuando por primera vez una computadora se pudo conectar a Internet en el Valle de la Luna. Las últimas grandes obras fueron ejecutadas en simultáneo en enero de 2007, cuando el Parque pasó de iluminarse con generadores a tener acceso a la red de energía eléctrica. Y empezó a usar la planta de tratamiento de líquidos cloacales.
Así, el Valle de la Luna se transformó definitivamente en el caballito de batalla del turismo local. En cada lugar en el que la provincia se promociona está la imagen del Submarino o la representación de algún dinosaurio. A su vez, la muestra Titanes de Ischigualasto viaja por el país y el mundo mostrando la esencia del Parque. Y las formaciones sirven de escenografía para videos musicales, producciones televisivas y campañas publicitarias.
Eso, sin contar con el momento que quedará marcado en el recuerdo de gran parte de los argentinos: la imagen en cadena nacional del Submarino pintado celeste y blanco y grabado con la letra del Himno Nacional, mientras las bandas y los coros locales interpretaron la canción patria para conmemorar el Bicentenario de la Patria.
Pero todavía falta. Una de las deudas pendientes es lograr que Ischigualasto tenga su red de agua potable. Según contó Salica, OSSE realizó estudios para realizar un acueducto en el lugar, pero después de cavar en 80 metros de profundidad no encontró agua apta para el uso humano. Por lo que el agua se sigue llevando todos los días en camiones desde Usno, a 60 km. La otra deuda es aumentar el número de guardaparques. Salica comentó que hoy cuentan con 18, pero que necesitarían duplicar esa cifra.

