Es el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia es similar al INTA de Argentina. Ojeda dirige la delegación de ese organismo en Pech Rouge, una pequeña localidad al sur de Francia, cuyas actividades económicas principales pasan por el turismo y la vitivinicultura. La delegación que conduce el mendocino es casi la única que se dedica a investigar cuestiones acerca de la viticultura. El organismo a nivel país tiene un presupuesto de 875 millones de euros por año (algo así como 9.931 millones de pesos argentinos). Allí trabajan 8.356 empleados, y entre ellos, 3.958 técnicos, 1.843 investigadores y 2.600 ingenieros aproximadamente, según los números que Ojeda brindó a DIARIO DE CUYO.
Precisamente en ese instituto, actualmente experimentan con vides para tratar de lograr que algunas enfermedades no ataquen esos parrales y bajar o eliminar el uso de químicos para conservar la salud de las plantas, y a la vez bajar también los costos en la producción. Según explicó el profesional, "el desarrollo es de genetistas quienes hicieron cruzamientos para obtener vides resistentes a enfermedades. Nosotros hacemos esta interface entre la genética y el productor, seleccionamos el cepaje, le decimos al productor, este sirve para una cosa, y este otro para otra cosa".
Según el profesional han, logrado crear cepajes que son totalmente resistentes al oídio y casi 90 por ciento resistentes a la peronóspora. Al mismo tiempo, eso no hizo que bajara la calidad de los cepajes viníferos, ya que "cuando se los testea no se puede diferenciar ni en las uvas ni en los vinos", explicó el mendocino.
De acuerdo a Ojedam, la fecha para que este desarrollo llegue al mercado depende de una decisión política del INRA para desplegarlo, porque no están seguros de que esa resistencia sea aceptable o no. Según explicó, por ejemplo, oídio puede llegar a mutar al encontrar resistencia en esta nueva especie de planta, pero "el problema es que nadie te dice cuánto tiempo de experimentación debe pasar para que pase la prueba de la resistencia".