En un mundo cada vez más volcado al cuidado del medioambiente, la construcción de casas en San Juan decidió no quedarse afuera de esa evolución. Por eso en el IPV dieron vuelta la página y apostaron fuerte a la innovación, tanto en tecnología como en el aspecto constructivo. Ahora, con la construcción amigable con el ambiente como prioridad, las viviendas que hace el Estado en la provincia llegan a la gente con una batería de novedades: calefones y termotanques solares, nuevas orientaciones desde el loteo, replanteo de espacios verdes y arbolado, y hasta una experiencia piloto de dejar atrás el gas y volcarse a las energías limpias, algo que si da buenos resultados, promete otro cambio no sólo en las casas sino también en la cultura ambiental sanjuanina.
Hace cuatro años, entregar casas del IPV con calefón solar era una idea incipiente y tomada con pinzas. En el camino hubo pruebas, errores, mejoras y un criterio que comenzó a consolidarse. Por eso de aquella primera experiencia con un puñado de casas se avanzó hasta la actualidad, en la que todas las unidades son entregadas con calefón o termotanque solar. Esto implica instalar en los techos un panel solar y un tanque de reserva de agua y su uso permite ahorrar hasta un 70% en gas o electricidad.
"La transformación de los sistemas energéticos hacia otros más amables con el ambiente es algo totalmente incorporado, porque además lo exigen los nuevos programas, tanto nacionales como internacionales", dice Alexander Grgic, jefe del departamento de Planificación, Proyecto e Investigación del IPV, justamente el área donde nacen esos cambios. "Ahora es la prioridad", agrega, para explicar que la meta es que tanto los habitantes de las viviendas como el Estado mismo gasten menos y cuiden más. El ejemplo que da es que "con un calefón solar, una familia de San Juan tendrá que usar electricidad para ayudar a calentar el agua sólo en parte de junio y durante julio, pero el resto del año usará para eso casi exclusivamente la energía del Sol".
El termotanque solar conserva la temperatura del agua aun de noche. Y si hay varios días seguidos sin sol o con lluvia, se debe usar en modo eléctrico.
Bajo la misma premisa, en este momento el IPV está construyendo el barrio Camino de las Tapias, un complejo de 51 viviendas en Rodeo (departamento Iglesia) concebido con una experiencia piloto: ninguna de esas casas estará equipada con artefactos a gas. En su reemplazo, las familias que lo habiten usarán sólo electricidad, ya que son viviendas que entregarán (calculan que a mediados de 2022) con cocinas y calefactores eléctricos, además de calefones o termotanques solares. Es una idea que prevé alimentar, a futuro, todo su uso eléctrico con origen solar.
"Está previsto así pensando en las zonas en las que no hay gas natural y es muy difícil que llegue incluso comercialmente el gas envasado -sostiene Grgic-, entonces se reemplaza por un tipo de energía más limpia. En principio, se gasta más. Pero es más fácil controlar ese gasto". Según el funcionario, la balanza de la economía doméstica terminará acomodándose cuando ese consumo eléctrico sea alimentado por pantallas solares. "Es un principio de cambio, hay que ver la respuesta cultural que tiene. Avanzar por este camino nos dará mucha idea de cómo proseguir en el futuro", asegura el funcionario.
Otra innovación que puso en marcha el IPV tiene que ver directamente con el proyecto arquitectónico. Es la consolidación de un proceso experimental que tuvo su semilla en 2014, con el barrio Valle Grande, en Rawson, el único de 1.000 casas y el más populoso construido hasta ahora por el Estado. En aquella oportunidad, por primera vez fueron presentados dos nuevos prototipos para mejorar el asoleamiento y las ventilaciones cruzadas. Esa mejora fue evolucionando y ahora no sólo se innovó en la construcción en sí, sino también en la disposición de los lotes.
Eso llevó a que se pudiera aprovechar mejor los recursos naturales (luz solar y aire) para ahorrar energía y ganar varios puntos en el confort de la vivienda. "Abrazar bioclimáticamente una casa también implica bajar su temperatura, algo fundamental en el verano sanjuanino", explica Grgic.
Para evolucionar ambientalmente de esta manera, también fue necesario un avance en la incorporación de conocimiento y de tecnología. Una herramienta que se volvió indispensable fue el sistema BIM ("modelado de información de construcción", en la traducción del inglés de la sigla), que permite gestionar todos los datos de una vivienda o un edificio de modo integral, para obtener el "modelo perfecto" a construir. Es, en palabras del jefe de Planificación, como haber pasado "de andar en moto a manejar un drone". Eso se sumó a la creación del área Tecnología dentro del departamento, justo cuando desembarcaba en San Juan la pandemia de coronavirus.
Uno de los mayores desafíos que en este momento están enfrentando en el IPV, y para lo que necesitan poner sobre el tapete toda innovación tanto tecnológica como bioclimática, es la crisis hídrica que aqueja a San Juan a niveles récord.
Algunas ideas son "individualizar el riego" del arbolado, es decir, usar el mínimo de agua con la mayor eficiencia posible, y al mismo tiempo darles preferencia a las especies autóctonas, como el algarrobo o el aguaribay. Son árboles que requieren de poca agua para crecer sanos, pero el problema es que tardan demasiado en volverse frondosos y brindar la sombra que necesitan los espacios urbanos sanjuaninos. "El clima en la provincia, con su enorme amplitud térmica, es muy difícil -reconoce Grgic-, por eso es todo un reto ver cómo manejar el arbolado y el espacio verde en los barrios que hagamos mientras siga durando esta sequía histórica".