Ante el temor de que España sea arrastrada por la crisis irlandesa, la rentabilidad del bono español a diez años superó ayer el 5 por ciento, un nivel que no alcanzaba desde julio de 2002, lo que encarece significativamente la colocación de la deuda del país ibérico en los mercados internacionales. Pese a que ya aplicó medidas de ajuste, la nación ibérica aún no logra vislumbrar síntomas de estabilidad económica. Pese a ello, la vicepresidenta segunda del gobierno español, Elena Salgado, reiteró que su país no tiene el más mínimo riesgo de tener que ser rescatado por la Unión Europea.
