Desde las entidades se han mostrado cautos en el análisis de la importación. Desde la UVA, su gerente Sergio Villanueva, dijo que “el tema de la importación no es sencillo, porque que la legislación de nuestro país no permite cortar vinos locales con importados. Además al fraccionarlo hay que ponerle el origen en la etiqueta”, aseguró el dirigente. “El volumen del mercado argentino es muy grande. Para tener una idea: Todo lo que exportan Estados Unidos, Australia, Chile, Nueva Zelanda y Sudáfrica juntos, unos 1200 millones de litros, es equivalente a lo que se consume por año en el mercado interno de nuestro país. Es decir, importar no es un tema sencillo”, afirmó Villanueva.

En tanto, el presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), Guillermo García, minimizó la problemática. “Revisando la historia las grandes importaciones de vino han llegado sólo al 1% del total comercializado en el país. Esto se trata de alguna situación puntual de algunas empresas que deben cubrir alguna demanda insatisfecha pero sin desabastecer a sus clientes. Pero nunca ha sido relevante como para alterar las condiciones del mercado del vino. Esto se resuelve con la oferta y la demanda y lo que todos necesitamos es que el producto esté en la góndola”, sentenció García.