Primero sugiere en broma: Si viene el Aramburu, “tenga cuidado. Venga sin billetera”. Después se arrepiente y le nace el orgullo de poder levantarse, salir a la calle y encontrarse con el saludo cordial de un vecindario “fantástico” que reconoce su trayectoria artística. “Muchas pinturas y esculturas” tienen algo de su barrio, cuenta el artista plástico Hugo Vinzio Rosselot, cuya obra siempre ha sido matizada con pinceladas de humor.

“Ver a las vecinas que van a comprar comida, la alegría y la tristeza de los hinchas de Sportivo que van a la cancha” son razones para compartir su orgullo de ser un vecino más del Aramburu. “Allí me encontraba a Rodolfo Páez Oro en la parada del colectivo. Vivió en el barrio hasta que falleció. Desde mi casa lo escuchaba cantar cuando se juntaba con sus amigos”, remata Hugo.