�Crimea está casi completamente rodeada por los mares Negro y de Azov y sólo unida a Ucrania por un istmo de 8 km de ancho cuyos dos millones de habitantes son en su mayoría (más del 60%) de origen ruso.
En la actualidad, la península, cuyas costas disfrutan un clima similar a la Costa Azul y el consecuente turismo, tiene otro claro atractivo: el gas. La independencia de Crimea significaría para Ucrania la pérdida de grandes reservas de gas. Se estima que producirá en 2017 unos 10.000 millones de metros cúbicos, cifra poco relevante para Rusia pero que reduciría significativamente la dependencia actual de Kiev con Moscú.
