Desde que se levanta hasta que se acuesta, Gustavo Fernández, el chico de 9 de Julio que casi hizo llorar a la Presidenta 6 años atrás, trata de pasar el mayor tiempo posible con sus 2 hermanos de 11 y 15 años en el hogar transitorio donde fueron trasladados, junto a su madre, luego de que el Gobierno conociera la precariedad en la que vive y que surgieran versiones sobre que es víctima de abandono y alcoholismo.
Desde la institución dijeron que Gustavo es un chico colaborador, que no genera ningún inconveniente y que, durante el día, prefiere compartir más tiempo con sus hermanos que con su madre.
Todas las mañanas se levanta temprano para compartir el desayuno con los chicos. Y luego dedica su tiempo a conversar o ver televisión. Sólo se separa de ellos cuando debe concurrir a la entrevista con los especialistas que integran el equipo que está evaluando la situación psicológica y social de su familia.
También mantiene una buena relación con su madre, aunque prefiere no estar todo el tiempo con ella, según dijeron. ’Gustavo lleva una vida cotidiana en el hogar y como cualquier otro chico. No ha manifestado malestar por estar en la institución. Por el contrario, se lo ve distendido’, dijo Viviana Meglioli, directora de la Niñez, Adolescencia y Familia.
Pese a la situación por la que atraviesa, se muestra colaborador y de buen humor todos los días. No tiene problemas de conducta ni de integración con las demás personas que se encuentran en el hogar. Tampoco se negó a hablar con los especialistas, aunque haya más de una entrevista con ellos al día. Es que, además de evaluar la situación social, psicológica y familiar por la que atraviesa el chico, los profesionales están tratando de determinar su nivel de discapacidad mental, como así también el de sus otros dos hermanos. ’Además de la contención y abordaje del caso, queremos tramitarles la pensión por discapacidad a los tres chicos. Por el momento, la mamá sólo cobra la Asignación Universal Por Hijo. Además, ya estamos acordando turnos con los médicos para que les realicen un chequeo general para corroborar su estado de salud’, agregó Meglioli.
La funcionaria dijo que si se comprueba que, tanto Gustavo como sus hermanos son víctimas de abandono o maltrato de parte de su madre, se buscará, como primera medida, a algún familiar que se haga cargo de ellos hasta tanto se resuelva la situación. El chico y su familia permanecerán en el hogar hasta que su casa esté en condiciones de ser habitada.
Desde el municipio de 9 de Julio, que comenzó a reparar la vivienda el miércoles pasado, dijeron que estiman que en unos 20 días terminará la refacción que incluye la construcción de una cocina y la terminación del baño.
El fin de semana pasado, Gustavo estuvo internado en el Hospital Rawson por un ataque de epilepsia que le terminó generando un paro cardiorrespiratorio que superó milagrosamente. Al día siguiente recibió el alta y DIARIO DE CUYO lo visitó en su casa que, por las lluvias del mes pasado, estaba a punto del derrumbe. Fue ahí cuando salió a la luz las condiciones precarias en la que vivía este chico que hace 6 años casi hizo llorar a la Presidente cuando inauguró una escuela de Educación Especial en 9 de Julio. Como entonces, su historia volvió a causar revuelo entre los lectores y las redes sociales. Es que las autoridades de la escuela a la que asiste Gustavo y sus hermanos salieron a decir que la madre los obliga a tomar alcohol, versión que confirmaron algunos de los vecinos.

