Medido, cauto. Respetuoso de los códigos del fútbol, Gustavo Alberto Celani no quiso adelantarse a los acontecimientos como para calzarse por anticipado el buzo de entrenador de Sportivo Desamparados. Después de confirmar que mantuvo conversaciones con la dirigencia a primera hora y que tenía que esperar la definición de la salida de Arzubialde, Celani encaró con mucha fe el desafío de ponerse al frente de Sportivo en este momento: “Es el desafío más esperado por mí. Sino tuviera fe en que se puede hacer algo, no habría aceptado este ofrecimiento. Hay que ganar la primera final contra Aldosivi. Ese es mi mensaje. Tenemos que prepararnos para eso porque tenemos una mínima opción pero la tenemos. Ese es el objetivo. Ir final a final en los tres partidos que nos restan. Es difícil pero yo confío en los jugadores y en lo que es Desamparados. Hay que ponerse a trabajar en este receso para aprovechar al máximo el tiempo que tenemos a favor. Es duro ver al equipo en estas condiciones pero se puede salir. Si hay esperanza, siempre se puede. Yo me tengo fe’.
