1-Entender el plan de acción contra el asma. Pedir al médico que explique por qué cada paso y cada medicamento contenidos en el plan son importantes. Se sentirá que se controla más la situación si se entiende qué ocurre exactamente y qué ocurrirá si se sigue (o no) el plan. Revisarlo frecuentemente con el médico, explicándole dónde hubo problemas y por qué.

2-Utilizar las herramientas de control del asma. Incluso si se está completamente bien, no abandonar los medicamentos preventivos de uso diario ni los medidores de flujo respiratorio, especialmente si forman parte del plan de tratamiento. Aunque puede resultar tentador saltarse algunas tomas de los medicamentos de uso diario y confiar exclusivamente en los medicamentos de rescate (o de alivio rápido) esto no suele funcionar.

3-Establecer un horario. Es fácil despistarse y olvidarse de tomar un medicamento, pero esto resultará mucho más difícil si se siguen los pasos del plan de acción contra el asma a la misma hora cada día. Convertir la medicación en una parte de tu rutina diaria, igual que lavarse los dientes.

4-No fumar. El humo del tabaco es una causa común de empeoramiento del asma en adolescentes. Si se fuma, hablar con alguno de los padres o con un médico sobre métodos para dejar esta adicción. Si los amigos fuman, no quedarse a su alrededor cuando enciendan un cigarrillo porque el humo del tabaco fumado por otras personas es un desencadenante frecuente de las crisis asmáticas. Lo mismo sucede con los miembros de la familia fumadores.

5-Controlar el entorno. Los desencadenantes medioambientales, como los ácaros del polvo y la caspa de los animales, pueden ser peligrosos si se tiene asma. Si en casa hay mascotas, no permitir que entren en la habitación. Asimismo, tratar de mantener el dormitorio sin polvo, limpiándolo regularmente, y hablar con el médico sobre el uso de fundas especiales para el colchón y la almohada.

6-Ponerse vacunas antigripales cada año. Las autoridades médicas recomiendan que todos los niños y adolescentes usen vacunas antigripales (tanto para la gripe estacional como para la gripe H1N1), y esto es especialmente importante para las personas con asma, que tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad más grave al contraer la gripe.

7-Buscar un deporte o actividad adecuado. Algunos deportes, como la natación, tienen menos probabilidades de desencadenar crisis asmáticas. Otros resultan más peligrosos, como los de resistencia o los que se practican a bajas temperaturas. Muchos atletas con asma han averiguado que, con un buen entrenamiento y la medicación adecuada, pueden participar en cualquier deporte que se propongan, ya que éste puede levantar el ánimo, lo que resulta de gran ayuda si el hecho de tener asma provoca frustración.

Fuentes: Guillermo Bustos, médico alergista e inmunólogo y Francisco Bracamonte, psicólogo.