Este grupo de productores, constituido por hombres y mujeres de 20 a 40 años, surge como respuesta a una serie de interrogantes sin respuesta. En la actualidad el medio rural se enfrenta a un recambio generacional, debido a que la edad promedio del productor es de 60 años. Los jóvenes, que hoy podrían estar vinculados con la agricultura, se dedican a otras actividades o rubros económicos, ya que poseen una imagen peyorativa del agro.

Si en un grupo de jóvenes se logra (a través de ejemplos de manejo, evidencia empírica, capacitaciones y ejemplos de inversión) cambiar la imagen de “la finca” hacia la de “empresa agrícola”, se los puede motivar a participar de esta actividad, facilitando el cambio generacional con ideas de manejo empresarial.

La finca debe ser vista como una empresa y, para que toda empresa funcione, es necesario tomar decisiones en base a datos que surgen del seguimiento de las actividades, registros, análisis de datos, planificación y medidas correctivas ante eventuales problemas.

A esto se añade que, el comercio internacional, por problemas derivados el manejo de cultivo, seguridad del trabajador, calidad del producto y manejo medioambiental, restringe la venta de productos provenientes de fincas sin certificación. La introducción de estos jóvenes hacia criterios conservacionista de manejo, facilitaría la certificación de las explotaciones, reduciría los impactos medioambientales y maximizaría la calidad del producto.

El INTA, a través de los ingenieros Rodrigo Espíndola y Franco Pugliese, propone la creación del Grupo de Gestión INTA 78-5131, número que indica código de proyecto dentro del programa Profeder (Programa Federal de Desarrollo Rural). Se espera que se genere un efecto “contagio” de otros jóvenes, ganando imagen positiva de la agricultura y logrando un manejo empresarial de las fincas.