Testigos periodísticos que hacían guardia en la casa de El Calafate para cubrir el momento en que censaran al matrimonio presidencial vivieron de cerca el momento fatal.

De repente, la guardia oficial se empezó a desesperar, hubo gritos y llamados a la Seguridad: “Rajen a estos pibes de acá, váyanse a 200 metros”. La muerte del ex presidente era confirmada, minutos después, por fuentes de su entorno más íntimo.

El clima que se vive en la ciudad es de tristeza. La gente llora en las calles, no pueden entender lo que sucedió. De a poco se empezó a llenar de asistentes la zona de la residencia. Hubo cerca de 100 efectivos de seguridad entre gendarmes, custodios oficiales y miembros de la Policía Federal y provincial. El lugar estuvo tapiado, se acercaron turistas alrededor de la casa preguntando qué sucede.

El jefe del Partido Justicialista venía sintiéndose mal hace unos días y había tenido visitas médicas en su casa de El Calafate.