Después de la lesión que lo marginó del segundo superclásico del verano, el diez marcó el segundo gol y tuvo participación en el primero.
Si a Riquelme los dirigentes le tienen que renovar el contrato que se le vence en junio próximo por el encuentro de anoche contra Argentinos, sin dudas la decisión sería afirmativa. Es que Román mostró una versión más parecida a la de la Libertadores del 2007 que a la del año pasado, donde las lesiones lo tuvieron en jaque. Fue justamente una inflamación en su rodilla derecha la que lo marginó del segundo superclásico del verano ante River, justo después que Basile dejó su cargo.
En La Paternal y ante el club donde hizo gran parte de las inferiores, Riquelme se mostró activo durante los 91 minutos que estuvo en cancha, de hecho cuando salió vino el empate final de los locales. Alves lo quiso sacar en el entretiempo por una molestia física, pero el Diez prefirió seguir en cancha. Su obra maestra llegó cerca del final cuando metió una diagonal y clavó el derechazo esquinado para el segundo del xeneize, que parecía el del triunfo que finalmente no fue tal. Por su pasado en el club de La Paternal no hubo festejo. En la etapa inicial, tuvo injerencia en el gol de Palermo pues tras un remate suyo que dio rebote el arquero del Bicho llegó el Loco para empujarla.
Siempre pidió la pelota. Fue dueño de las pelotas detenidas y ya encontró en Méndez un buen socio por la derecha. Volvió Román y pese a que Boca no ganó, hay más calma en la Ribera.
