Hace más de un año, una veterinaria le hizo una promesa poco común a la Difunta Correa: castrar a 10 perros que estuvieran abandonados en el paraje ubicado en Caucete. Ahora, con la ayuda de una asociación protectora de animales, el traslado en 3 camionetas y 6 horas de corridas para atrapar a los animales, la mujer cumplió. Y con creces ya que terminó operando a 21 perras.

"Mi suegro estaba enfermo y yo no quería que mis hijos se quedaran sin abuelo. Soy muy creyente en la Difunta y pensé: ¿Qué promesa puedo hacer que sea útil? Como soy veterinaria, se me ocurrió ayudar a los perros que la gente abandona allí", dijo María Inés Herrera. Su suegro se mejoró, pero ella no podía cumplir la promesa porque no tenía en qué trasladar a los perros hasta su consultorio, en Rawson. "Una chica fue a la clínica y le conté la historia. Casualmente, ella integra una asociación protectora de animales y me dijo que podían traerlos", dijo la mujer.

Así, con la intervención de la Sociedad Sarmiento Protectora del Animal y el Arbol, el engranaje se puso en marcha. El 28 de agosto pasado, 15 personas de la institución partieron a la Difunta Correa con dos camionetas en las que cargarían a los perros, una es de la entidad y a la otra se las prestaron. "Hablé con la gente de la Difunta Correa. Me contaron que hay entre 50 y 70 perros abandonados. Se alimentan con la comida que les tiran quienes van durante los fines de semana. En la semana, comen de las bolsas de basura que tiran los choferes de los colectivos, que contienen los restos de comida de los pasajeros", comentó Daniel Toledo, presidente de la entidad.

El grupo llego a las 10,30 y empezó a buscar a los perros. Toledo contó que "teníamos miedo, no sabíamos cómo iban a reaccionar los perros cuando quisiéramos agarrarlos. Cuando nos acercamos, se asustaron. Tuvimos que correr a varios. Pero después de un rato nos empezaron a tener confianza. Nosotros nos separamos, algunos sostenían a los machos mientras otros agarraban a las hembras y las subían a la camioneta". Al final, el equipo atrapó 21 perras, tantas que hasta hubo que pedir una tercera camioneta para trasladarlas.

Después comenzó la tarea de la veterinaria. Ella operó a los animales y hasta curó a algunos que tenían infecciones. "Las perritas son buenísimas. Todas se portaron muy bien, salvo una que al principio se hizo la difícil. Yo invito a la gente a que haga promesas similares, que traiga perros y se los lleve a su veterinario. Es más, ya hablé con la gente de la protectora para que dentro de unos meses volvamos a poner en práctica el operativo, porque para que sea efectivo hay que castrar a todos los perros del lugar", contó Herrera.

Después de las intervenciones, la sociedad protectora volvió a llevar a los animales a su lugar. Desde la institución también tienen la intención de seguir operando a los perros que están abandonados en la Difunta y hasta están pensado en repetir el operativo con los animales que están en similares condiciones, en el paraje de San Expedito donde, dijeron, sucede lo mismo.