El comienzo del clásico se demoró 20 minutos porque la policía tiró gases lacrimógenos a la hinchada de San Lorenzo, que se enardeció cuando vio entrar a la barra de Huracán con un trapo azulgrana. El viento hizo que los gases se metieran en la cancha y afectara hasta a los jugadores, que se tuvieron que ir al vestuario y retornar cuando la calma volvió y los gases se esparcieron hasta desaparecer. Hubo decenas de heridos y detenidos.
