Banderas gigantescas que se desplegaron entre las tribunas hacia el final, los gritos y cánticos que no pararon durante toda la noche. Entre el deleite de un asadito hasta el aliento al expiloto Juan María Traverso. La pasión explotó entre los cerros en el espectáculo final de la Fiesta Nacional del Sol, en el Autódromo.
Fue un revoltijo de ideas y pasiones que movilizó a una multitud. Como si se tratase de la final de un mundial de fútbol, las tribunas estallaron en varias oportunidades, sobre todo cuando pasaron por el escenario personajes reconocidos como el Coco Sily, o cuando tocó Bajofondo y bailó un tango Cecilia Figaredo.
Lo que se vio fue un grotesco criollo impecable que buscó retratar el costumbrismo argentino. Una vez más, Irene Ferreyra y Ariel Sampaolesi dejaron en claro que saben de qué se trata montar un espectáculo monstruoso que en la provincia no se había visto antes de esta fiesta.
Fue Hugo Varela el encargado de empezar con la cuota de humor. En una interacción con el público, lo hizo gritar, aplaudir y hasta aullar.
Los artistas pusieron el cuerpo en cinco actos que no estuvieron relacionados entre sí, con pasiones entrecruzadas, todo estuvo mezclado, como la emoción del hincha que grita hasta el cansancio el gol de su equipo. No hubo un argumento con principio y fin ya que lo que se buscó mostrar fue la irracionalidad de las pasiones.
En el primer cuadro, llamado “Rejunte de pasiones”, los artistas invadieron el escenario, mientras el mapping se proyectaba sobre ellos. Un recurso tecnológico que se reiteró durante toda la puesta en escena.
Personajes montados en dos torres de más de seis metros empezaron a disputarse las pasiones. Pero, el momento más intenso de la noche fue cuando el escenario ovalado, que representó a un estadio de fútbol, se tiñó de azul y empezó a sonar los acordes del bandoneón del sanjuanino Martín Ferres. Ahí, el cuerpo escultural de la bailarina Cecilia Figaredo acaparó toda la atención. Inmediatamente enganchó Bajofondo con el tema Pa’ bailar y la hinchada estalló. Figaredo le puso sensualidad a la noche. Ese fue el cuadro llamado “2 por 4”. Mientras que la tercera escena estuvo basada en la pasión por el mate. Pascual Recabarren deleitó a la gente con un recitado mientras recorrió la cancha sobre un mate gigante.
Este cuadro le dio el paso a una creativa jugada de truco entre bailarines que danzaron un malambo. Pero el cuadro más ovacionado fue el de “Pasión de multitudes”, donde un enorme camión ingresó al óvalo y en él iban los jugadores de vóley de UPCN, los boxeadores Leonela Yúdica y Sergio Maravilla Martínez, además del ex Puma Serafín Dengra. El escenario se llenó de jugadores de hockey sobre patines y Las Águilas arrancaron aplausos. Oscar Villalobos y otros ciclistas también despertó la pasión del público. Todo, mientras bicicletas de formas extrañas inundaron el cielo. Fue en ese momento cuando un show de fuegos artificiales sorprendió al público.
Pero éste no fue el final. El último cuadro llegó con más sorpresas. Se trató del llamado “Domingo, familia, asado y fútbol”. El relato de Coco Sily hizo que la gente se prendiera de inmediato a la propuesta. Esto, mientras repartían sánguches de asado. Las banderas cubrieron las tribunas, los papeles picados coparon el cielo y el final llegó con una murga que le puso ritmo a la noche. El broche de oro fue la entonación del Himno Nacional por parte de toda la multitud.

