Más allá de la presión de los 40.000 rosarinos, el árbitro Rafael Furchi tuvo una tarea impecable. No se apresuró en las tarjetas que sacó y siempre estuvo cerca de la jugada.
Más allá de la presión de los 40.000 rosarinos, el árbitro Rafael Furchi tuvo una tarea impecable. No se apresuró en las tarjetas que sacó y siempre estuvo cerca de la jugada.