Dos mundos. Francisco Ballester y su esposa, Rosa Noguera, colaboraron en la exposición de Centro Valenciano del pasado sábado. El primer aporte fue hace 50 años, cuando aceptó ser uno de sus socios fundadores.

 

De los 50 socios que fueron fundadores del Centro Valenciano, institución que hoy celebra su 50mo aniversario, el número 50 es el único que hoy puede contar en primera persona lo que significó aquel comienzo y lo que representa hoy, medio siglo después. Francisco Ballester, quien afirma con el mismo orgullo haber sido presidente del club en dos periodos como ganador otras tantas veces de los concursos de paella que se realizan en la institución, destacó que lo primordial en estos 50 años es que el Centro Valenciano está completamente incluido en la sociedad sanjuanina.

Nacido en Pedreguer, provincia valenciana de Alicante, hace 87 años, Ballester dijo que el tiempo hizo que se sienta sanjuanino aunque al principio le costó no extrañar. Cuando tenía 18 años, cruzó por primera vez el Atlántico. San Juan era un punto de paso, pero la reconstrucción de la ciudad 6 años después del terremoto de 1944, le hizo ver a su padre que ese era un gran sitio para instalar una fábrica de mosaicos y los Ballester comenzaron en este lugar del mundo.

Francisco aseguró que las reuniones para jugar trinquete en los fondos del club Olimpia amortiguaron la tristeza por el desarraigo. Se casó con Rosa Noguera, hija de valencianos, y en 1969 "vivía en Chubut. Veníamos a pasear a San Juan dos o tres veces al año y cuando me dijeron que se iba a conformar un centro valenciano, apoyé con todo entusiasmo. Pero al principio el centro funcionó en un local por calle Tucumán, entre Mitre y Santa Fe".

En 1973, instalado nuevamente en San Juan, Miguel Reus aportó el dinero para que se comprara un terreno en General Acha y República del Líbano. "Se lo fuimos devolviendo en cuotas y cada uno aportaba lo que podía para ir acondicionando el terreno".

Desde ahí, las mejoras fueron continuas. En el club que pasó a ser parte de la vida propia. Hace dos domingos, un nuevo cumpleaños de Rosa se celebró en familia, comiendo paella, en el club.

Pero Ballester muestra también su costado sanjuanino. En el año 2000, cuando realizaba un segundo mandato como presidente del club -20 años después del primero-, viajó a Valencia. Se emocionó hasta las lágrimas cuando dio un discurso en Palau de la Generalitat Valenciana. Y disfrutó mucho cuando fue a Pedreguer. "Vi a mucha gente y fuimos a muchos lados. Pero allá nadie te invita a su casa. Yo ya me adapté a esa costumbre sanjuanina", reconoció el hombre que en pocos meses conocerá a su tercer bisnieto.

Y por eso piensa en una regla del club que ya debe quitarse: "Para ser presidente hay que ser descendiente de valencianos".

El club fue como un refugio de valencianos. Hoy se incorporó por completo a San Juan. FRANCISCO BALLESTER –  Socio Fundador Centro Valenciano