Si existe un término con el que se pudiera definir el perfil de Sportivo Desamparados asociándolo con los autos, se podría decir que este Sportivo es un utilitario. Sin lujos, sin fastuosidad pero con confiabilidad total. Esa es su síntesis porque futbolísticamente para llegar al ascenso fue diseñado desde atrás para adelante, sin lujos, con modestia pero con la seguridad de que siempre podía llegar a destino. En esta versión del ascenso, Desamparados armó todo a partir de la base que era Mauricio Del Cero, Omar Díaz, Hernán Lamberti, Emmanuel Campo y Matías Garrido. Esa columna vertebral fue la que el primer técnico de esta campaña, Darío Tempesta, rescató y empezó a fortalecer. Sin un arquero número puesto, lo trajo a Diego Aguiar y con su llegada empezó a consolidar un perfil adusto pero absolutamente confiable. Al oficio de Del Cero en la zaga, Tempesta decidió sumarle nombres consagrados de la divisional con un presente intacto como Ariel Barth y Lisandro Beratz, los dos zagueros que le dieron sustento a la solidez defensiva que hoy tanto impresiona en el Puyutano.

En el mediocampo, el dibujo empezó con un doble cinco más dos volantes externos y si bien Gerardo Corvalán no era número puesto para ser el volante derecho, empezó como lateral en defensa y luego pasó a la zona de volantes siendo clave en este momento del equipo. Campo-Lamberti, Campo-Bidal, Bidal-Lamberti fueron las combinaciones, además de la polifuncionalidad de Garrido que actuó por los cuatro puestos del mediocampo. Augusto Alvarez es otro acierto en la consolidación del perfil sólido de Sportivo porque se adueñó del carril izquierdo del mediocampo con una entrega ilimitada y mucho sentido táctico a todos sus movimientos. Todos estos nombres le fueron entregando más de lo mismo al perfil: defender antes que atacar. Y así se cuajó, de atrás para adelante.

En el último semestre del 2010, Desamparados fue el equipo con menos goles en contra de toda la divisional. Un dato particular que confirmó su génesis. Después de ese ciclo ganador de Tempesta, llegó el exitoso y breve interinato de Edgardo Herrera y más tarde, el intento de Alberto Naveda -quien incorporó tres delanteros y un defensor-, que varió el sistema defensivo en el comienzo de este 2011 y eso le terminó costando el cargo. Hubo un regreso a las fuentes con la llegada de Daniel Garay y su cuerpo técnico para terminar consolidando y ratificando que este ascenso se logró de atrás para adelante.